Piense en un lugar donde pueda encontrar a niños y jóvenes aprendiendo, creando, divirtiéndose, expresando y desarrollando proyectos en su tiempo libre alrededor de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). En este lugar, Nicolás adelanta un proyecto interactivo para su exposición de ciencias naturales, Sofìa y Ana María crean una página web acerca de su amistad, Juan Pablo edita un video familiar de sus vacaciones, Sandra juega con el robot que construyó, Andrés y Lucas graban su primer álbum de rock y Pedro enseña a sus amigos cómo realizar una animación.

Afortunadamente no hay que hacer muchos esfuerzos para imaginar este sitio, porque desde 1993 existe el programa "Computer Clubhouse" que fue desarrollado en el Museo de Ciencias de Boston y el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) con el apoyo de Intel; hoy en día, la iniciativa la conforma una red de 100 "Clubhouse" ubicados en 20 países alrededor del mundo y ha servido a más de 50.000 niños y jóvenes como espacio para explorar ideas, desarrollar habilidades creativas y aumentar la confianza de los usuarios en un ambiente de aprendizaje sano y divertido apoyado por líderes y mentores que comparten sus conocimientos.

Hace más de seis años, se transfirió el conocimiento y la tecnología de esa experiencia a nuestro país, y fue apropiada por lo que hoy se conoce como el Clubhouse Compartir y el Clubhouse Museo de los Niños en la ciudad de Bogotá.

Gracias a esta experiencia se han alcanzado logros significativos, como la disminución en la deserción escolar, el reconocimiento de proyectos realizados por los jóvenes creadores, la obtención de becas para educación superior, la participación en encuentros internacionales en los que han compartido sus experiencias creativas y la construcción de valores y habilidades.

Los resultados de iniciativas como los "Clubhouse", nos confirman que los modelos sociales y educativos que usan como herramientas las TIC generan un impacto positivo en las comunidades a las que llegan.

Jóvenes con mayores aspiraciones, seguros de si mismos, creativos, emprendedores, y colaboradores, son hoy los niños que hace seis años llegaron por primera vez a los barrios Suba Compartir o al Museo de los Niños y se encontraron con un "Clubhouse".

Ojalá en los miles de telecentros que encontramos a lo largo y ancho de nuestro país pueda apropiarse lo mejor de esta metodología que, sin lugar a dudas, contribuye a la formación “para la vida” de nuestras futuras generaciones.

 

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