Lo que un país exporta contiene la respuesta a la pregunta de qué tanto se le paran bolas a temas como la ciencia y la tecnología, investigación y desarrollo, y la innovación. Si se pone la lupa en los bienes que Colombia vende en el mundo, más del 50% de su valor corresponde a petróleo, carbón, café y ferroníquel. Coincide con la baja proporción de la inversión en ciencia y tecnología, que no pasa del 0,6% del PIB.
La responsabilidad es compartida. Tanto el gobierno (en los niveles nacional y local), como los empresarios y la academia dedican pocos esfuerzos a los temas mencionados. Así, el comercio exterior depende en gran medida de los precios de exportación de un grupo de “commodities”. De ahí que, en momentos en que por vientos de recesión los precios de tales productos se reducen, es de esperar que los ingresos de exportación caigan de forma considerable en lo que resta del 2008 y en el 2009.
La competitividad, tanto externa como dentro del país, hay que buscarla en productos y servicios que sean el resultado de actividades innovadoras.
La innovación puede verse de manera “pesada”, asociada al uso de tecnología y conocimientos costosos y, por lo tanto, lejana para pequeñas empresas. También puede apreciarse de forma más amplia, incluyendo las llamadas innovaciones incrementales.
En el terreno de las empresas la necesidad de innovar nace de necesidades del mercado y es el mercado el que finalmente las valida. Son los problemas por los que cruzan las empresas los que permiten plantear abanicos de innovaciones para superarlos. Ello puede ocurrir en diferentes áreas: gestión del mercadeo, de la información sobre clientes, entrenamiento de los recursos humanos, métodos productivos.
En cualquier caso, la capacidad de innovar en el mundo actual se asocia cada vez más con el uso y apropiación de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Colombia está dando un salto grande en materia de conectividad (alrededor de 1.8 millones de suscriptores de internet, según la última información de la Comisión de Regulación de las Telecomunicaciones, Agosto 2008), de los cuales la cuarta parte corresponde a empresas y, dentro de ellas, las pequeñas y medianas son predominantes.
La conectividad es un requisito indispensable para el uso de TIC, aunque insuficiente. Colombia enfrenta retos paras utilizarlas en el día a día de los negocios y emprender actividades innovadoras. Es clave, con recursos públicos y privados, dar un salto en materia de alfabetización digital empresarial que permita no sólo el ABC de los procesadores de texto y hojas de cálculo, sino acerca de las herramientas básicas para emprender B2B, B2C y B2G, el acceso a software de código abierto, a bases de datos relacionadas con la orientación de las empresas, la cultura de respeto a los derechos de propiedad intelectual, entre otros.
Hay ya experiencias en Colombia que reflejan gran creatividad y capacidad de innovación. Calzado colombiano y manufacturas de cuero en importantes vitrinas europeas, diseño colombiano en diversos sectores, música, hacen parte de actividades innovadores en el exterior. Sin embargo, hay que intensificar la cultura del uso de TIC enfocada a la innovación, como una de las llaves para mejorar la competitividad de pequeñas y medianas empresas, tanto para el mercado interno como para el internacional.
Por: Rafael Orduz.
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