Las tecnologías de la información y comunicación, también llamadas por su abreviación TIC, han traído a nosotros muchísimos elementos con los que ninguna de las generaciones anteriores contaron. Adicional a esto, muchas de las cosas que tenemos en nuestras manos hoy en día, se constituyen en recursos que pueden ser bien o mal manejados y generarnos satisfacción o dolores de cabeza.

Pues bien, hoy no vine a hablarles de cada una de las cuestiones buenas o malas de la tecnología, sino de un aspecto que se han visto afectados de manera considerable: las comunicaciones.

Uno de sus representantes más dignos es el teléfono celular. Para mí, este invento ha sido un gran aliado cuando de practicidad a la hora de comunicarnos se trata. Es muy bueno que te puedan ubicar sino estás cerca de una línea fija o en casos de emergencia, por ejemplo si vas viajando en carretera y poder acceder a una grúa o una ambulancia.

Ahora, ¿Qué pasa cuando comienzan a aparecer las dependencias  que creamos nosotros mismos por el manejo de esta herramienta? He visto de cerca muchos casos donde el celular en lugar de hacernos más fácil la vida, la complica y termina endiosando a un simple aparato. No exagero cuando digo que el teléfono celular es para mucha gente indispensable para vivir. Es realmente asombroso e inquietante, como se pierde la calma cuando digamos, no contestan al otro lado, o hay una llamada perdida y nos lamentamos por no saber lo que nos iban a decir, cuando no tenemos minutos, o cuando se nos pierde en algún lugar.

¿Qué me dicen de los que van al baño con el celular? ¿De los que contestan sin importar qué estén haciendo? ¿De aquellos que pasan más tiempo utilizando su plan infinito de minutos que estar al lado de sus seres queridos? ¿De los que prefieren invertir mucho dinero en un celular pero relegan gastos importantes o de los que juzgan a los otros por el modelo que tengan? Podría seguir enumerando situaciones absurdas, pero me extendería demasiado.

La conclusión de todo esto es que a veces dejamos que estos aparaticos nos dominen y creo que la vida es muchísimo más interesante y valiosa si nos permitiéramos mas tiempo con nosotros mismos sin tener un celular al alcance y por ejemplo leyéramos un buen libro, disfrutáramos de una charla con los amigos sin interrupciones o si estuviéramos aislados de vez en cuando de los ruidos de un backtone o ringtone.

No estoy en contra de los celulares, pero me ha pasado que he tenido ganas de tirar ese artefacto comunicativo por la ventana para poder tener un minuto de paz en medio del bullicio de la contemporaneidad.

Nuevamente reafirmo que la decisión está en nuestras manos, así que los invito a que utilicemos las TIC como herramientas que nos ayuden a ser personas con valores y comportamientos que aporten a nuestra integridad y a nuestro papel como seres importantes y activos en la sociedad.

Angela Patricia Paredes
Coordinadora administrativa
Corporación Colombia Digital
apatricia@colombiadigital.net
www.colombiadigital.net

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