La red está inundada de información. Todos los días, cada minuto, cada segundo, una nueva información sobre x o y suceso es publicada en Internet. Periódicos, revistas, páginas, portales, perfiles de redes sociales, se renuevan en instantes, en algunas ocasiones tan rápidamente que nos da poco tiempo de digerir lo que sucede y se han encargado de maximizar nuestra capacidad de adaptación al cambio. La pregunta entonces que saldría a relucir sería, ¿Estamos preparados para este ritmo?
Es claro que la acelerada velocidad de la Red no es del agrado de muchos. A pesar de la popularidad que tienen ciertas «costumbres virtuales», como por ejemplo la de pertenecer a una red social, no todos han decidido involucrarse profundamente en esto (aunque si es evidente que el número de usuarios va en aumento). Un estudio realizado recientemente por el Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California arrojó como principal conclusión que el poco tiempo que da esta Red para procesar los sentimientos que producen ciertas actividades en Facebook (cambios de estado de relación, de estatus anímico, wall posts, tests, etc) genera en las personas una sensación abrumadora por el exceso de acontecimientos que deben procesar (1).
Ahora, el exceso de información evidentemente también concierne a la parte noticiosa. La actualización permanente de acontecimientos ha transformado por completo la noción de todo lo que llegue a darse por sentado. Paradójicamente el aumento de fuentes no ha enriquecido en algunos casos la diversidad de tópicos en la agenda de los medios de comunicación. Temas como la crisis financiera o eventos circunstanciales como por ejemplo la muerte de Michael Jackson inundan a múltiples publicaciones que parecieran rellenar sus vacíos con relatos que se tornan repetitivos para el ciudadano común.
La publicidad es quizá otra de las constantes en este interminable y profundo océano de información. Más de uno se ha tropezado con un molesto banner que aparece súbitamente al ingresar a alguna página o encuentra anuncios en lugares insospechados en todo tipo de sitios Web.
La sobrepoblación de contenidos aunque puede verse como beneficiosa por el hecho que las fuentes de información y conocimiento se han diversificado ofreciendo más opciones para las personas, tiene también un lado negativo que preocupa a muchos. Es tanto lo que se produce en la Red que desde hace un par de años, ya se viene hablando de un posible colapso de Internet debido al exceso de información (2).
Aún así, la red no debe ser vista como algo nocivo. Esta reflexión simplemente está dirigida para nosotros los usuarios. Internet ofrece millones de contenidos, pero finalmente está en nuestras manos si queremos angustiarnos con todo lo que nos ofrece. Todo en exceso es malo pero afortunadamente, nuestro criterio juega un papel importante entre lo que decidimos que nos afecte y lo que dejaremos pasar de largo.
Referencias
1. http://www.eliceo.com/consejos/el-exceso-de-informacion-altera-las-emociones-humanas.html
2. http://www.arkhaios.com/?p=175
Angela Bohórquez
Asesora en comunicaciones
Corporación Colombia Digital
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