Desde hace poco tiempo había decidido que en adelante en lo que respecta a televisión, prefería ver a los «Backyardigans» antes que el noticiero de la 7pm, pues encontraba un poco más de alegría y tranquilidad, en un programa que habla sobre un mundo ideal antes que las macabras realidades que ocurren en este País.
Pero por cosas de las TIC, abro alguna Web de un periódico, o miro la página de City TV y los titulares son devastadores: «Policías bachilleres violan a niña desplazada», «Niño muere en Maloka», «La campaña libertadora es atacada» y me vuelve a dar un desconsuelo sobre la realidad actual de Colombia, que pese a ranquear a nivel mundial como uno de los países donde la gente se siente más feliz, encontramos temas tan complejos y que hacen poco creíble este resultado.
Un poco para aterrizar esta reflexión a los temas que nos convocan en este blog, me llevó a pensar cuál es el papel que pueden desempeñar las TIC frente a la violencia colombiana, sea de manera positiva o negativa.
En nuestro país podemos encontrar que por ejemplo, es posible movilizar a una gran cantidad de personas a través del Facebook. Convocamos una marcha para poder manifestar nuestro desacuerdo con conductas de algunos y así salimos todos a protestar. También vemos como campañas a través de los medios de comunicación tradicionales logran apaciguar las desgracias de personas como los afectados por desastres naturales. Pero vemos también como esos medios ya mencionados contribuyen a aumentar la polarización de un país que lo que menos necesita es sentir que una persona que no es de su misma corriente política automáticamente pasa a ser enemigo.
Estos ejemplos, de los cuales no siempre somos conscientes, poco a poco nos van envolviendo en una dinámica que nos hace asumir a la vez comportamientos violentos con el vecino o inclusive en la familia.
Hace algunos años, la política de un canal como Teleantioquia, era la de trasmitir mensajes positivos. Ser un canal amable que pudiera ser visto por todos. Hoy no se qué tan fácil y rentable sea poder mantener esa política, pues en nuestro interior así no lo queramos admitir, el morbo de saber cómo fue que Sara Corrales dañó el matrimonio de Robinson Díaz, nos mantiene pegado a una emisora.
Independiente de si la conducta de esta niña (personaje de la farándula criolla), que no todos conocen, es buena o mala, en mi opinión, no se puede utilizar un medio de comunicación para volver un problema de pareja, que solo les compete a los tres, y transformarlo en un enfrentamiento público donde cualquiera puede opinar al respecto y decir lo que se les ocurra sin tener en cuenta el contexto.
A esto me refiero, al uso de la tecnología y las opciones de comunicación que hoy estamos haciendo. Abusamos un poco de eso que hace noticia, los exprimimos no sólo los receptores sino también los emisores hasta que nos hastiamos de este lío, y no dimensionamos que esta es una manera de promocionar la violencia en mayor o menor escala.
La conclusión es entonces que la tecnología y los medios de comunicación son, en mi concepto, una herramienta que del ciudadano depende el saber utilizarlo de manera responsable, para no incrementar la polarización de un país hastiado de violencia.
Ana Cecilia Mejía
Directora administrativa
Corporación Colombia Digital
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