Recuerdo con especial cariño, la primera cuenta de ahorros que abrí cuando apenas tenía 10 años de edad.  Viene a mi memoria por ejemplo, el banco de las pepitas de café (que hoy ya no existe), que con su símbolo me conectaba con la historia cafetera de mi abuelo y en general de la familia. Así mismo recuerdo el talonario aquel que utilizaba con orgullo cuando realizaba las «gruesas» consignaciones y que guardaba con sumo cuidado en el último rincón de la mesa de noche.  Además recuerdo que por este talonario no me cobraban y que en efecto mi dinero, generaba intereses.

Pues bien, esos son los recuerdos que guardo de las extinguidas cuentas de ahorro, porque hoy en verdad no existen. Si por ejemplo, hoy nos acercamos y hacemos la apertura en un banco de una denominada «cuenta de ahorros», ¿Podríamos estar seguros que nuestro saldo incrementaría a partir de los intereses generados?, o ¿Qué sencillamente por lo menos nuestro dinero no disminuiría? ¿Un interés promedio que ofrecen los bancos de un 3% anual, compensa los costos de administración de la cuenta generados, por ejemplo al derecho de uso de tarjeta débito?  Bueno ustedes ya deben tener respuestas a estos interrogantes, como en efecto también yo las tengo.

Ahora, pasando del ahorro al crédito. ¿Conocen las tasas de interés que pagan en sus tarjetas de crédito o créditos de consumo? Con información publicada en la página de la Superbancaria (recomendada para comparar el costo de los servicios financieros de los diferentes bancos) a mayo del año en curso, la tasa de interés promedio en el caso de las tarjetas de crédito era del 30% efectivo anual y para los créditos de consumo de alrededor el 24%.   Esto comprueba que en verdad el margen de intermediación (diferencia entre lo que los bancos cobran en crédito y pagan en ahorro), es de los más altos del mundo.  En países como Chile esta diferencia no es mayor al 4,5% o Estados Unidos al 1,7%. (Ver artículo).

Le entiendo estimado lector que la sensación que se siente en este momento, no es tan agradable, aún más cuando en los recientes anuncios de los medios de comunicación expresan que los bancos en lo corrido del año ya superaron los dos billones de pesos en utilidades netas, en los que ampliamente hemos contribuido tanto usted como yo, mediante los intereses que pagamos y los elevados costos de otros servicios financieros.   

Bien, ¿Qué hay por hacer?  Por lo pronto, revisar en detalle: comparar los servicios y costos de los productos que me ofrece mi banco actual frente a la competencia y para ello creo que la sección de Tarifas y Servicios de la página de la Superintendencia es una buena herramienta. En este sentido, las TIC pueden ayudarlo a informarse a través de esta página, para que no sea un ahorrador con su dinero en el lugar equivocado. Estaba haciendo falta, ¿Cierto?

Oswaldo Ospina
Coordinador de TIC y educación para el desarrollo social
oswaldo.ospina@colombiadigital.net
Corporación Colombia Digital
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