No es por ser copietas como dicen por ahí, ni mucho menos el resultado de una falta de inspiración o de pánico escénico por ser este mi primer intento de escribir algo para un blog.

Sé que los tíos y los abuelos han sido el eje de algunos de los artículos escritos por mis colegas, en este caso yo escogí a mis papas o mas bien ellos se presentaron como un ejemplo simpático y claro de cómo el Internet, tan «natural» para mí y mis contemporáneos, es para muchos un mundo lejano que cuando se descubre impacta, envuelve y encanta.

Sentados frente al televisor, en una escena medio ñoña, viendo la inauguración de los juegos olímpicos de invierno que tienen lugar por estos días en Vancouver, y mientras desfilaban una a una las delegaciones de deportistas de los distintos países participantes, mi mamá y mi papá buscaban en Google los países y los nombres de sus capitales, compitiendo entre ellos por ver quien tenía la mejor memoria y recordando las lecciones del colegio y los tiempos en los que debieron aprender al dedillo un sinnúmero de nombres que hoy tienen colores y caras que se presentan al alcance de un clic a través de imágenes y videos disponibles en Youtube y Google Images.

No pasó mucho tiempo cuando  el juego se torno entonces en buscar los lugares a través de Google Earth, donde encontraron la ubicación del estadio donde se estaba llevando a cabo la ceremonia. Esto llevo a horas enteras de explorar el programa y de buscar la vieja casa donde vivía mi mamá cuando aún residía en East Boston, ubicar nuestra casa, buscar la oficina, volver a los sitios visitados y repetir cada vez con mas sorpresa «¡Caramba, es que esto es increíble! Definitivamente una berraquera».

Hoy en día mi mamá busca recetas, se entera sobre lo último en medicina bioenergética y lee y aprende sobre lo que le provoca, siente que nadie le mete los dedos en la boca: cosa que no sabe, cosa que busca, y se siente orgullosa de decir que su fuente es Google y que es una «vieja» moderna a la que no la ha «arrollado» la tecnología. Mi papá por su parte es un buscador de miedo, no hay paseo que no acompañe un mapa impreso de Google maps y fue él quien me enseño a usar las alertas de Google para hacerle seguimiento a los temas que con frecuencia debo revisar.

Debo admitir que presenciar la escena antes descrita fue verdaderamente emocionante. Parece a veces que las generaciones que nos llevan unos añitos se sorprenden más que nosotros de todas las cosas que se pueden hacer hoy en día a través del Internet. Lo cierto es que tanto para ellos como para mi el Internet sigue siendo un vasto mundo, todavía inexplorado, todavía lleno de maravillas por descubrir.

Laura Ángel
Asesora del proyecto Conexión Total del Ministerio de Educación Nacional
Corporación Colombia Digital
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