Debo admitir que aplaudo la política verde,  o más bien las campañas verdes (para no generar confusiones de tipo partidista), entendidas como aquellas que comprometidas con el medio ambiente deciden hacer un uso intensivo de las plataformas Web y en general de las tecnologías de la información y las comunicaciones reduciendo considerablemente  con ello el tradicional pero fastidioso y medioambientalmente irresponsable volanteo, así como la contaminación visual derivada de empapelar los muros o llenar de innumerables vayas el ya saturado espacio publicitario «aéreo» de la ciudad.

Al menos yo, espero que en un mundo cada vez más digital como el que experimenta nuestra generación, en el que las redes sociales y los demás espacios de interacción virtual son cada vez más comunes y se utilizan para promover desde las causas más nobles hasta las más ridículas, éstos espacios pudieran ser capitalizados de manera productiva por quienes tienen un mensaje que transmitir, una propuesta que contar y un voto por ganar.

Aplaudo las páginas dinámicas, los videos en Youtube, la posibilidad de que los simpatizantes de una causa podamos contribuir con un mensaje, un estado en el perfil de Facebook o Twitter o una cadena de correos electrónicos a difundir una idea, a contarles a otros porque creemos que votar es importante, y porque consideramos que «nuestro» candidato se merece un voto de confianza.

Este año en particular, la influencia de las redes sociales y el uso masivo del Internet han marcado la campaña política, permitiendo una difusión enorme de los mensajes y abriendo la oportunidad, no siempre utilizada de manera constructiva por parte de los usuarios, para expresar las impresiones sobre los candidatos y sus programas, permitiendo a los contendores medir el grado de receptividad de sus «movidas».  

La posibilidad de obtener información en tiempo real, el uso de los mensajes de texto y  la cantidad de información disponible en la red son herramientas que utilizadas de manera estratégica pueden generar una reacción masiva en las urnas, especialmente de la gente joven que a través de estos medios se siente cercana a la realidad política, la vive, participa en ella y finalmente la forja.

¡Me gusta la política verde!…perdón, las campañas verdes.

Laura Ángel
Asesora CCD
Corporación Colombia Digital
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