Con la creciente acogida de la Web 2.0 en la que los usuarios dejamos de ser  simples consumidores de información y pasamos a ser productores de contenidos que abarcan desde críticas de cine, crónicas periodísticas, cuentos, blogs y videos, entre otros, ha venido un claro cambio del comportamiento como ciudadanos digitales que ya no tragan entero y tienen una actitud mucho más reflexiva hacia la información que reciben en distintos medios.
Hace algunos años, cuando teníamos una inconformidad hacia una marca o servicio lo máximo que podíamos hacer era comentar nuestra experiencia con nuestros amigos más cercanos. No pasábamos de impactar a más de 10 o 20 personas por muy comunicativos y sociables que fuéramos.
Pero hoy, la situación es diferente,  el poder que hemos adquirido con las redes sociales, blogs y demás recursos de la Web 2.0 es incalculable. Las empresas tienen un nuevo ítem por cubrir: su reputación online.  La posibilidad de crear grupos, intercambiar enlaces, calificar contenido y por supuesto de «regar la bola» como popularmente lo decimos, ha hecho que tanto nativos como adoptivos digitales  seamos mucho más conscientes del poder que hay a solo un clic de distancia.
Pero a todas estas, ¿Quién direcciona este frenesí de información y usuarios? Es aquí donde aparecen los Community Manager (administradores de comunidades), quienes actúan como los oídos y la voz de una marca o institución. Esta es una nueva ola de profesionales que se dedican a crear, analizar, entender y direccionar la información producida en las redes sociales, buscando posicionar una marca o producto.
El Community  Manager debe tener claras las necesidades y los planteamientos estratégicos de la organización, como los intereses de los clientes y usuarios. Literalmente es quién «mueve» las redes para bien o para mal.  De ahí la importancia de su papel.
Es una figura que tímidamente se ha venido mostrando pero que aunque  ha tomado gran importancia, muchas empresas aún no son conscientes de su necesidad. Entonces, algunos han optado por dejar esto en las manos de una especie de «chinomático» (un joven que bien podría definirse como el todero de Internet) para que maneje nuestra imagen y direccione nuestras redes y que se encarga de actualizar y postear a diestra y siniestra sin ningún propósito concreto.
Esto no lo digo con tono despectivo, lo digo más bien porque solo hasta hace unos pocos días fui consciente de la importancia que tiene esta labor, luego de asistir a un foro muy interesante con Leonard Brody. El conferencista fue enfático en la necesidad de tener una estrategia clara de redes  y dar seguimiento a la  optimización de los medios sociales desde una pyme o una gran empresa, pero sobre todo, no dejar que esto se convierta en una sucesión de acciones que se ejecutan por inercia sin ningún tipo de supervisión.
La incógnita ahora es ¿Cómo los profesionales colombianos se están preparando para esta nueva carrera? ¿Quiénes son o deberían ser los Community Manager: diseñadores, publicistas, periodistas, directores de contenido, directores de arte, copywriter, ingenieros o programadores, por poner algunas opciones ? ¿Cuáles son los programas de formación o métodos para certificarse como un verdadero Community Manager?
Lo único que sí es cierto, es que hay en la actualidad varias carreras que nadie previó su existencia y que muy probablemente, gracias a todo el bombardeo tecnológico de la Web 2.0 se desarrollen en un futuro no muy lejano muchísimas más. Es muy probable que, en un tiempo cuando le pregunte a mi sobrina Gabriela que hoy tiene cuatro años: «¿Gaby que quieres ser cuando grande?», ella me responda: «Tía, cuando sea grande quiero ser una Community Manager».

Laura Ayala
Coordinadora de Gestión del Conocimiento
Corporación Colombia Digital
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