Escuchar historias y experiencias alrededor de la tecnología y la educación es algo común para mí, en la medida que hace parte de mi cotidianidad profesional. Sin embargo, la narración que voy a compartir es un poco particular, fue contada de manera jocosa, produciendo un efecto secundario en mi imaginación a través de aquellos recorridos mentales, los cuales iba recreando con personajes en zonas geográficas desconocidas para mí
La historia inicia con Luis compartiendo que a sus 24 años fue rector de un colegio al cual llegó por el concurso nacional, para el otorgamiento de plazas docentes. Durante el tiempo que allí permaneció realizó algunos proyectos de extensión a la comunidad y de formación a sus compañeros docentes. Hasta ese punto toda su experiencia me resultaba común y corriente, ello no quiere decir que se le quite valor al liderazgo del protagonista al desempeñarse en un cargo directivo con tan corta edad.
La historia cambió de matiz cuando me preguntó ¿conoce Puerto Alvira, Meta?, con la expresión de mi rostro, el concluyó: «¡tampoco tenía idea dónde se ubicaba! Continuó relatando el color de la naturaleza, la topografía, mencionó un poco sobre el contexto social y político, y me compartió que lo primero que hizo cuando ganó el concurso como rector fue buscar en Google a ver qué resultados se encontraba, y con los siguientes enunciados entendió la situación geográfica:
«Puerto Alvira Meta inspección de Mapiripan Meta ubicada a orillas del río Guaviare». «Pobladores, presos del pánico por hostigamientos de las Farc. Las casas están impactadas». «Comunidad de Puerto Alvira, atemorizada y presa por los frecuentes combates en el área urbana». «Pobladores enfrentan una larga temporada de hambre porque debido a los frecuentes hostigamientos de las Farc al Ejército, no pueden salir a los cultivos a recoger sus productos ni al río a pescar». (Tomados de El Tiempo).
Después de estos resultados admitió que sintió más curiosidad y quiso buscar por Google Maps para entender a detalle la ubicación geográfica de esta localidad e identificar la ruta de desplazamiento. Y como por arte de magia le apareció un mensaje que le decía: «no se pueden calcular rutas para esta ubicación«; me mencionó que la pupila se le dilató, la sangre le fluyo más rápido de lo normal y que la lógica lo iba llevando un poco hacia la locura. En ese punto se interrumpieron sus sueños como rector, durante un segundo lo consideró. Sin embargo definió que el camino a elegir no sería el miedo y la desesperanza, él eligió el camino de la construcción colectiva y le apostó durante su estadía a desarrollar procesos académicos y sociales que ayudaran a la transformación positiva de la comunidad.
Por ello, inició cambiando un poco la actividad recreativa de los estudiantes y llevó el cine al colegio, buscando que los niños de su institución no jugaran a la guerra como lo hacían los adultos. Empezó con pequeñas prácticas formativas con los docentes y logró con ellos algunos cambios pedagógicos en la enseñanza. También se dio a la tarea de educar a los padres de familia compartiendo pequeños videos de sensibilización y ayudando a dar pautas para formar en valores dentro de la familia.
De esta manera, su convencimiento profesional y el camino de construcción colectiva le ganaron al miedo y le apostaron a la oportunidad.
María Eugenia Vallejo
Coordinadora Proyecto Fundación Telefónica