Lo intenté varias veces, pero no pude. Mi facilidad para distraerme hasta con la caída de una pluma no me ayuda para nada. Mi necesidad imperiosa de inmediatez, tampoco. Y después de llenarme de entusiasmo e inscribirme en cuanto curso online encontré, tropecé con una cruel realidad: el e-learning no es para mí.
Quizás allá afuera existan muchos que han encontrado la fórmula en la autodisciplina y en la independencia que genera un curso en línea. Yo, sin lugar a dudas, no pertenezco a este grupo. Quería ser la mejor estudiante, lo juro, la más participativa, la más «ñoña» y la que mejor hiciera sus trabajos, pero es que el tema de darle libertad al estudiante puede ser engañoso y difícil de manejar para muchos, entre los que penosamente me encuentro incluida.
Hay un aspecto de mi forma de ser que afecta este proceso significativamente y es que, desafortunadamente, tengo que trabajar bajo presión. El tema de ‘no tener policía’ o de un compromiso más sólido, real y por qué no decirlo, presencial, ha causado en mí un desgano a primera vista en cursos de diversas temáticas.
A pesar de ser una adulta hecha y derecha, totalmente responsable de mi bienestar económico y emocional, a la hora de toparme con una computadora, mi herramienta diaria de trabajo, solo me provoca realizar actividades de ocio. Todo el día trabajo muy seriamente en Internet, leo correos, visito páginas, redacto informes, comparto material y el solo pensar de tener que hacer de nuevo estas actividades desde mi casa me genera una pereza mental con la que me es difícil lidiar. No estoy justificando mi comportamiento, ¡ni más faltaba!, sino que estoy intentando analizar las causas de mi fracaso recurrente para encontrar, posiblemente, medidas que lo contrarresten.
Pienso que el origen del fracaso ha sido la falta de motivación porque, a la hora de teletrabajar me siento muy exitosa y efectiva en mi labor. Pero quizás, en los cursos que he seleccionado, las temáticas empiezan por ser interesantes, siguen por no apasionarme y terminan por aburrirme mucho. La falta de contacto humano también me perjudica mucho y me desmotiva, pues considero que el tema social es un gran motor en el aprendizaje (aunque a veces opere como agente distractor).
¿Qué puedo hacer al respecto? Primero que todo, debo seguir intentándolo, ya que sería una verdadera lástima desaprovechar la oferta tan variada y económica que actualmente existe. En segundo lugar, es necesario que genere un espacio con seriedad y disciplina, casi como una cita con el aprendizaje, donde me dedique solo al curso y a aprender. Y tercero, mantener en lo posible mi motivación en alto con temas que realmente me apasionen. Quizás me he metido en cuanto cursillo aparece sin tener en cuenta mis verdaderos intereses, lo que obviamente ha desembocado en fracaso.
Por lo pronto, cumplo con desahogarme, presentar mis falencias en el e-learning de manera sincera y prometerme y prometerles que haré lo que esté en mis manos para intentarlo nuevamente y poder experimentar la magia del aprendizaje en línea.
Ángela Bohórquez Suárez
Productora web