Hace ya meses que la red social Facebook superó los mil millones de usuarios. Personas de todo el mundo, empresas industriales y de servicios, organizaciones no gubernamentales, comunidades de todo tipo de orientación (política, religiosa, aficiones, etc.) han creado cuentas en ella.
En Colombia hay alrededor de 18 millones de personas con cuenta en la red. Las empresas compiten con sus marcas y los políticos pretenden ensanchar sus bases de apoyo. Está fresco el recuerdo de Antana Mockus con más de 800 mil «likes» en el 2010, en la época de la ola verde.
El común denominador: la búsqueda de adherentes, amistades. El anhelo de que los demás hagan un «clic» en la información que se acaba de subir (una foto, un video, una recomendación, una opinión) diciendo «me gusta» o «no me gusta».
En el caso de los individuos, de aquellos que no tienen ningún interés de tipo comercial y que simplemente manifiestan cotidianamente sus gustos, impresiones y opiniones (acerca del tiro penal que se tiró el partido contra Corea. Hay una forma de competencia que se percibe tanto en Facebook como en twitter: ¿quién tiene más amigos?, ¿quién tiene más seguidores?
«Tengo más de 200 ó 700, ó 1.000 amigos en Facebook,» dirán muchos. «O más de 5.000 seguidores en Twitter», después de mandar decenas diarias de ingeniosos mensajes.
¿Se trata realmente de amigos? Hay una discusión al respecto, que va hasta las raíces de lo que se pueda entender como «amigo(a)». Ciertamente, el espacio virtual permite comunicar ideas, gustos y opiniones a la hora y en la circunstancia que se desee. Sin duda, esa oportunidad abre espacios con los que no se contaba en la ‘era 1.0 ‘ de Internet, cuando el usuario simplemente descargaba información, pero no tenía la opción de ofrecer contenidos a la Red.
Algunos darán, en reacción a la información que se sube un «clic» con «me gusta». ¿Y…Se trata de amigos? Ahí está el debate.
Generalmente el desarrollo de amistades se desarrolla en ámbitos de cierta intimidad. En Facebook es imposible. Un estudiante austríaco, Max Schrems, con algún recurso legal, pidió a Facebook que le informara acerca de lo que la red sabía de él a finales de 2011. Facebook respondió con un mamotreto de 1200 páginas de información en 57 campos diferentes que contenía todo lo que Schrems había opinado, enviado, recomendado… y borrado entre 2009 y 2011.
Lo segundo consiste en una paradoja: puede ocurrir que entre más tiempo se dedica a Facebook, Twitter y otras redes, menos tiempos se cuenta en el mundo real para las personas de carne y hueso. La típica imagen de una pareja con dos hijos adolescentes en un restaurante cenando, sin dirigirse la palabra entre sí, mientras atienden sus mensajes en sus móviles o tablets.
El debate está abierto. ¿Cómo aprovechar las redes sin descuidar a los amigos del mundo real?
Rafael Orduz
Director ejecutivo