Una amiga me la recomendó. Aunque en realidad cuando me habló de ella no estaba tan entusiasmada, cuando vi el primer capítulo me enganché de una.
Black Mirror es una serie de televisión británica lanzada en 2013, que se basa en todo el efecto que las tecnologías de la información están produciendo en las relaciones humanas. El primer capítulo fue grotesco y sí, “fue una parábola retorcida en la era de Twitter” (según la cadena de televisión privada de Reino Unido, Channel 4). Una historia casi insólita, que pone en evidencia el poder de las redes sociales en la Sociedad de la Información.
Apenas han salido dos temporadas y ambas tienen tres capítulos. Lo mejor es que los episodios no están relacionados, son historias completamente diferentes, pero que tienen un elemento en común: la tecnología.
Tal como lo sostiene su creador y director, esta serie tiene cierta mística que asusta, que lo hace a uno reflexionar sobre todo el boom digital al que nos enfrentamos cada día, y el cual nos sumerge en dimensiones a veces desproporcionadas. “Si la tecnología es una droga y se siente como una droga, entonces, ¿cuáles son los efectos secundarios?”, explica Charlie Brooker, creador de Black Mirror. “El espejo negro (traducción al español) es lo que el televidente encontrará en cada muro, escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría y brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente”.
A la serie se le ha atribuido el término “tecno-paranoia”. En realidad, no es que los episodios retraten los miedos de las personas hacia la tecnología, es al revés: el efecto que produce en nosotros como televidentes al concebir en nuestro imaginario aquello que no es real, pero podría llegar a ser.
Es claro que la televisión y el cine utilizan elementos ficticios y reales para narrar y construir escenarios hipotéticos a través de una situación, drama o tragedia, sumado a eso, la realidad es exagerada con altas dosis de ficción. Lo que parece ser real, no lo es. Y lo que sucede con esta serie es que recrea de una manera hábil y cercana la cotidianidad, cómo Internet, los dispositivos móviles, la convergencia digital, redes sociales nos están cambiando, a veces para bien, a veces para mal. Es la generación de un ciclo de dependencia hacia a la conectividad y lo que sucede en ese otro universo del ciberespacio.
Black Mirror expone un futuro cercano y nada distante a lo que vivimos a diario. Nos sitúa ante el dilema de las consecuencias de una dependencia mal llevada hacia la tecnología, deformándonos como seres humanos, sacando a relucir miedos, fracasos, monstruos y sentimientos de morbo. Es alucinante cada capítulo, los desenlaces son llevados a un punto clímax que como espectadores nos dejan con ganas de más, pero con una avidez de existencialismo más profunda sobre lo que sucede a nuestro alrededor y nuestro papel frente a ello. Es mi opinión, es lo que me causa, son mis impresiones y es lo que veo a frecuentemente en las calles. Gente pegada a un aparato inteligente, gente que no es capaz de desprenderse de él, gente que necesita de la tecnología para llevar una vida organizada, gente que se aísla y pierde todo sentido por vivir en un mundo ajeno e intangible.
Y frente a todo este panorama, entra en juego nuestra identidad online: ¿somos lo que compartimos en nuestros perfiles? Ese ha sido una de los aspectos que también se ha abordado en el desarrollo de la serie. No tan alejados de lo que somos y estamos viviendo en la Sociedad de la Información, llegará el día en que un sistema operativo o dispositivo inteligente nos termine definiendo por lo que hemos compartido en nuestras redes sociales, construyendo una idea real de nosotros como individuos de carne y hueso, embutidos en un universo de ‘likes’, retuits, prosumismo y consumismo masivo.
En definitiva, sí. El espejo negro va más allá de una teoría o hipótesis, es nuestra realidad más tangible encapsulada en sistemas de información inteligentes.
Eliana Álvarez Ríos
Directora de contenidos web
Colombia Digital
@anaylerios
*Imagen tomada de http://www.conectala.tv/2013/06/black-mirror-obscuros-reflejos-de-un-futuro-incierto-y-muy-cercano/