Le escuché a decir a Alberto Salcedo Ramos: «El buen periodismo se gasta la suela de los zapatos».
Hoy siento una gran nostalgia por ese periodismo. Es cierto que estamos en una época de convergencia digital, en la que las tecnologías de la información ya son inherentes a la reportería. Pero también es cierto que por más digitales que seamos, el periodismo no debe perder aquella esencia con la que alguna vez Truman Capote y Gay Talese volvieron a darle sentido a este oficio con el llamado ‘Nuevo Periodismo’.
Los recursos literarios bastaron para adornar los grandes reportajes y novelas como ‘A sangre fía’ o ‘Sinatra está resfriado’ . Hoy pareciera que el boom tecnológico estuviera desdibujando de a poco toda esa magia y misticismo del periodismo narrativo. Las noticias son más mediáticas y el usuario es quien tiene el poder de viralizar la información, más allá de si es banal o profunda. Lo hace simplemente movido por el interés y lo que causa en sí mismo.
El Periodismo del siglo XXI está sufriendo una metamorfosis radical. Hoy las herramientas digitales y las nuevas perspectivas de la realidad lo están llenando de adornos y mutaciones, que en el fondo parecieran desviar aquel sentido literario que alguna vez le dieron Capote o Talese. Pero bueno, es importante avanzar y adaptarse a las sociedades contemporáneas. En últimas las redes sociales y la masificación de Internet acercan la información a la gente y las noticias llegan más rápido que hace más de tres décadas atrás.
El poder del periodismo por un lado ha convertido a los ciudadanos en reporteros, quienes desde cualquier lugar del mundo, con solo tomar una foto o grabar un clip de video desde su dispositivo móvil pueden publicar el contenido en cuestión de segundos en la Red y hacerlo circular.
Pero por otro lado, pareciera que los periodistas de las generaciones más jóvenes estuvieran viendo el mundo solo a través de la pantalla de un computador o smartphone. Pareciera que estuvieran olvidando que las historias, las verdaderas, esas de carne y hueso no se hurgan entre links, posteos o retuits, sino en la calle misma, en la ciudad, porque cada esquina es un hervidero de historias.
Ojalá y no olviden que el verdadero periodismo está hecho para gastarse la suela de los zapatos, tal como lo afirma tajantemente Alberto Salcedo Ramos.
Eliana Álvarez Ríos
Coordinadora de contenidos web
Corporación Colombia Digital