Lo novedoso, el cliché, lo banal, lo extraordinario, lo dramático y lo coyuntural siempre tendrá un espacio en las redes sociales.
Después del Mundial Brasil 2014, uno de los trending topic (entre otras cosas) que se ha mantenido como tendencia nacional ha sido Starbucks. El pasado jueves 17 de julio, se abrió en Bogotá la primera de 50 tiendas que estarán en el país. Y claramente, este suceso tan ‘extraordinario’ no podía pasar desapercibido… O sea es Coffee Starbucks, ‘el café del mundo’ y por supuesto se tenía que hablar de él.
Aquí el asunto va más allá de si un “wannabe” es capaz de hacer fila para comprar un café de 8 mil pesos colombianos (o en su defecto 4$USD). Lo absurdo es cómo el que se cree “puppy” ignora que se está tomando el mismo café colombiano que puede encontrar en “Juancho” Valdez o en la tienda de la esquina; porque esa marca gringa compra café colombiano, abre una tienda en el país y lo vende a un precio que da por los cielos.
De verdad? Si somos pendejos #StarbucksColombia pic.twitter.com/SY5Q0HSRea
— Diego Areiza (@DiegoAreiza) julio 18, 2014
Vendrán a decirme que no sea envidiosa, que el que tiene los 8 mil los paga. ¡Déjelos ser felices!, y está bien, es un argumento válido. Cada quien hace de su tiempo y de su plata lo que quiera. Sin embargo mi reflexión va más allá de tales posiciones, lo que quiero decir es que aquellas decisiones de consumo tienen una clara influencia de marketing sobre el comprador. Es el poder del mercadeo. En el caso de Starbucks la marca se vende por sí sola, porque resulta exclusiva, de élite, de prestigio y sumado a ello es internacional, entonces aparece el típico colombiano que por estar “a la moda” y buscar exclusividad compra café nacional con logo americano, para decir y postear en sus redes sociales: “Estuve en Starbucks”.
Aquí son claras dos cosas: la necesidad de unos por hacerse notar y la de otros por ser y pertenecer. Entonces vienen el esnobismo, las modas efímeras y la idolatría del consumismo, porque en síntesis no se trata de Starbucks, sino de las marcas y lo que construyen alrededor de sus campañas mediáticas. El valor y el significado que le dan a sus productos, vendiéndoles a los consumidores un estilo de vida que se adhiere a su cotidianidad, utilizando el marketing no solamente para satisfacer necesidades, sino también para crearlas. Eso lo hacen todos. Desde Apple cuando anuncia la salida de su siguiente dispositivo y los fanáticos hacen cola por horas e incluso días en las App Store para ser los primeros en comprarlos; hasta la industria del entretenimiento con los estrenos cinematográficos.
El “estuve en Starbucks” se traduce a: “Con el nuevo iPhone 5”, “esperando la firma de autógrafos”, o “ya tengo las boletas de los Arctic Monkeys”. Puro y físico marketing de consumo,
Eliana Álvarez Ríos
Coordinadora de Contenidos Web
Colombia Digital