Perdónenme si caigo en la generalización, en un minimalismo, o un simple reduccionismo al contarles esto, pero lo he visto tantas veces, que cada vez más creo que es una de las estrategias más poderosas que tienen las mujeres con los hombres, incluso por encima de su poder de seducción.
Las mujeres han encontrado una manera maravillosa de hacer que un hombre haga algo que ellas quieren, que sean ellos los que tomen la decisión y que sientan que son geniales al hacerlo.
Yo he llamado esto la “estrategia del ajiaco”, pero se podría llamar de cualquier manera. Básicamente, la mujer le dice al hombre que tiene papa sabanera, papa pastusa, papa criolla, tiene pollo, mazorcas y guascas, pero no sabe qué hacer de almuerzo. Obviamente, el hombre comprende lo que se puede hacer y dice seguro de sí mismo, “podrías hacer un ajiaco”, a lo que ella puede responder algo como, “pero claro, como no me di cuenta”.
Así, es el hombre el que toma la decisión, y si algo sale mal, la decisión fue nuestra o por lo menos compartida; y ella, logró lo que pasará lo que necesitaba, dejando todo en calma y logrando incluso motivar a su compañero. El truco es increíble, maravilloso.
Yo lo he dicho en diversas charlas en conferencias que he dictado, y al final muchas mujeres me dicen que lo hacen y con resultados asombrosos en muchos casos, pero no en todos funciona.
Lo que es importante de esta “estrategia del ajiaco” es que no solo sirve con hombres ni solamente con la pareja. Sirve muy bien con los jefes, cuando se desea que algo pase y debemos asegurar que nuestro superior tome una decisión que nos conviene, que la apropie para ejecutarla, y lo deje brillar; simplemente, ponemos los ingredientes y alguien los unirá simplemente, y se logra el objetivo.
Al comprender este juego, no he dejado de preguntarme cuantos ajiacos he dicho que hagamos en la vida.
@consumiendo