No tengo claro el por qué, pero a los colombianos nos gusta hacer las cosas baratas. Buscamos la forma de hacer las cosas de la manera más sencilla, más rápida y casi siempre improvisando las cosas, causando que después nos quejemos continua e irremediablemente sobre lo mal hechas que están.
Quizá esto comienza con la bendita mañana de buscar todo “Bueno, Bonito y Barato”, donde le pedimos a los demás que nos den lo mejor de sí pero no estamos dispuestos a reconocer que eso tiene un costo; y esta costumbre se metió al Estado desde los anales de la Ley 80, y causó que las licitaciones públicas premiaran por años a la propuesta más barata, generando ineficiencias, malos productos, demoras y corrupción, cayendo en el inevitable juego de que “lo barato sale caro”, y donde siempre suponemos que nos venden cosas caras para robarnos.
Así, la contratación estatal ha fallado por cerca de 20 años en hacer obras inconclusas y mal hechas, como muchas avenidas en Bogotá, que se opacan ante la fuerza y longevidad de la 26 o la NQS que se hicieron en el gobierno de Rojas Pinilla.
Hacemos puentes sin salidas, calles sin espacios y parques sin sentido, porque seguimos en la trampa de cumplir la meta de miles de kilómetros construidos o pavimentados, sin importar la calidad del trabajo: preferimos cumplir las metas que las calidades requeridas.
Lo mismo les pasa a muchos sectores industriales, que han preferido hacer productos básicos para venderlos al extranjero y a nosotros mismos, y después se quejan escandalizados cuando llega la competencia con mejores productos; el café es un triste ejemplo de esto, porque en pleno siglo XXI seguimos exportando granos, en vez de haber cambiado la cultura cafetera del mundo; más, esto era casi imposible, si como ya sabemos, ni siquiera sabemos hacer un buen café en casa.
Nos gusta hacerlas cosas baratas, fáciles y rápidas, como saliendo del paso y casi siempre salimos tropezando.
¿Cómo cambiar esto?, comenzando por reconocer que las cosas bien hechas requieren tiempo y dinero, y que como Estado no podemos seguir contratando entre tres propuestas para hacer algo, sino buscando a la mejor empresa para hacer el trabajo. Si seguimos comprando cosas baratas, tendremos un país barato, pero si damos el paso y comenzamos a hacer las cosas sin pensamiento de pobreza y escasez, en pocos años tendremos la infraestructura para salir del atraso en que estamos.
Simplemente es absurdo que sigamos pensando que la mejor propuesta para algo, es la más barata; eso habla muy mal de nosotros mismos.
@consumiendo