Se inventaron un problema enorme. En algún momento se limitó la cantidad de taxis que puede haber en Bogotá y se emitieron los hoy llamados “cupos”, que ante la secretaria de movilidad no tienen un valor mayor a los $500.000 pesos, pero en el mercado cuestan cerca de $100 millones de pesos.
Si una persona quiere tener un taxi legal en la ciudad, tiene que comprar un carro que puede costar unos $40 millones más los $100 millones del cupo, y pagar un impuesto de rodamiento mensual; cosa que no hacen los ilegales que vienen de afuera de la ciudad – inclusive de Soacha, y por esto el gremio de taxistas ha luchado por años porque se les respeten sus derechos.
Al llegar Uber, las cosas se pusieron más difíciles. Cualquiera que pueda tener un buen carro de cerca de $60 millones de pesos y esté dispuesto a dar un servicio de lujo cumpliendo unas condiciones de la plataforma, puede ser parte de la red y cobrar mucho más por el servicio, sin necesidad de pagar el cupo y el pago de rodamiento.
Un taxista debe hacer un pago mensual y tiene una tarifa controlada, un conductor de Uber no debe hacer ese pago y tiene una tarifa por demanda, en adición a que el taxista pagó un activo inexistente de $100 millones de pesos y el de Uber no.
Hagamos cuentas simples. Si hay 50.000 taxistas en Bogotá (que pueden ser más), eso significa que el valor comercial de los cupos puede ser de $5 billones de pesos, pero el valor legal no supera los $25.000 mil millones; al tener un activo de papel que vale comercialmente 200 veces más que su valor legal, es claro que crearon un monstruo y lo dejaron crecer a niveles insospechados, y eso hace que Uber no pueda operar en Bogotá.
Los taxistas que tienen uno o dos carros, pueden perder $100 o $200 millones de pesos si el gobierno acepta que Uber esté en el mercado, y los empresarios de taxis que tienen flotas grandes, tienen en riesgo miles de millones; este es el origen de la violencia contra los conductores de la plataforma, y si a esto se le suma que la entrada de este nuevo jugador mostró que sí se puede prestar un mejor servicio y que la gente está dispuesta a pagar por ello, incluso causa que la regulación de tarifas quede en el aire.
El gobierno está en una situación imposible. Debe enfrentarse a sus errores de limitar el mercado y regular precios, que le podría costar $5 billones de pesos, que obviamente no tiene la ciudad y que a decir verdad no debe pagar, porque al Distrito no le entra ese dinero, sino el valor de registro, que es mucho menor.
Este es un ejemplo de lo peligroso que es invertir en activos de papel y que un gobierno regule precios y se invente exclusividades para controlar un mercado. Básicamente un mejor servicio para los pasajeros no es posible, porque el gobierno cometió un error enorme y generó un mercado ficticio, y hoy todos debemos pagar por ese error.
@consumiendo