El país está aterrado, aterrorizado. Hay paro, y muchos colegios y universidades dijeron que no tendrán actividades, para evitar problemas por las marchas y los actos vandálicos que se presentan en días como este.
Los directores del paro podrán decir que ellos no son responsables de la violencia que generan algunos infiltrados en el proceso y que están en su genuino derecho a marchar por sus proclamas, pero también deben comprender que en una buena parte de la población están causando terror, al punto que la gente no manda a sus hijos al colegio y muchas oficinas les dicen a sus empleados que no vayan al trabajo para evitar el traumatismo de los bloqueos en Transmilenio y diversas avenidas.
Una protesta social no debe causar miedo en la gente, eso simplemente le quita el sentido.
Desafortunadamente para las centrales obreras, el paro de taxistas de hace pocos días terminó en desmanes y actos violentos, y la gente tiene miedo de ser golpeada en este proceso; por eso se quedarán en casa y el país parará porque hay un grupo de trabajadores descontentos con las decisiones políticas del país y los demás limitan sus vidas porque le tienen miedo a lo que ha pasado anteriormente.
Lo más triste no es el terror que se causa, la pérdida de productividad, el menor ingreso en muchas familias, ni el impacto en el comercio, sino que son unos pocos miles de personas que salen a marchar y que no representan al país, sino en muchos casos a sus propios intereses.
El país pasa por un momento complicado, pero no por una crisis económica, para que sea necesario usar las vías de hecho para negociar con el gobierno, pero como a eso nos hemos acostumbrado, seguiremos viendo cómo unas pocas personas son capaces de parar un país por el miedo que causan sus protestas, y no por el sentido social de las mismas.
Más parece que las centrales obreras aprovechan el temor que causan y la actual debilidad del gobierno para imponer sus ideas por las vías de hecho y no con acciones democráticas. Eso debilita a los paros y a las marchas como mecanismos de protesta social legítimos.
Y al final del día, el paro será una noticia sobreexpuesta en los medios, dejando ver que son pocos los manifestantes, y que muchos colombianos cedieron al temor de salir a la calle a continuar con su vida. Esto no tiene sentido.
@consumiendo
Nota al pie: después vendrá la marcha del Centro Democrático, donde este partido se juega su poder político al exponerse a que muy poca gente salga a marchar, y seguramente al final culparán al gobierno por la poca participación en las manifestaciones.