¡Que a la gente no le gusta que le cobren, y menos cuando aún no ha llegado la fecha límite! Esta verdad simple se les olvida a muchos bancos en Colombia, que comienzan a mandar mensajes de texto a sus usuarios, informándoles que ya casi les toca pagar la cuota de la deuda, como si para el usuario fuese un momento maravilloso hacer ese pago, y por eso requiere de la expectativa de esa hermosa fecha límite.

Por el contrario, la gente espera hasta la fecha límite para pagar, bien sea para ganar unos mínimos intereses o por el hecho que no quieren darle la plata al banco antes de tiempo para que la trabaje a favor de ellos.

Es importante recordar que sacar un crédito hace que el deudor viva una dicotomía increíble: es feliz cuando se lo otorgan y puede comprar lo que quiere, pero es regularmente infeliz pagando mensualmente la cuota, porque significa un sacrificio de su libertad de compra, y más aún cuando lo que compró ya lo disfrutó, como en el caso de un viaje.

Por eso, cuando nos llega el mensaje de texto, muy bien escrito por algunos bancos y realmente agresivo y torpe en otros casos, se siente como un bullying bancario, que nos “extorsiona” para que pagamos antes de tiempo, y eso hace que nos demoremos en pagar lo más posible, lo que termina por deteriorar la relación entre las dos partes.

Los bancos dicen que lo hacen porque uno lo autorizó y que así logran colaborar el pago a tiempo de las deudas de sus usuarios, pero el usuario siente esto como una presión innecesaria y molesta, más aún si es un robot telefónico el que está llamando a recordarlo. Es cierto, la gente pone cara de ovejita con hambre para pedir prestado y de lobo feroz cuando se le cobra, y a muchos nos ha pasado, que amigos nuestros nos tratan mal por cobrarles lo que nos deben, como si nosotros fuéramos los malos del paseo.

La diferencia está en que un amigo o un familiar es alguien cercano al que pedirle un favor fue muy difícil, porque pedir ayuda, y más económica, es un proceso emocional muy complejo para muchos, y cuando se nos cobra y no podemos pagar, el malestar es más profundo porque se suma a la frustración de no poder hacerlo y quedar mal con alguien que nos ayudó.

Sin embargo, con los bancos es diferente, porque no nos están haciendo un favor, están haciendo un negocio con nosotros, aprovechando que tenemos una necesidad y que al final ellos definen las condiciones del crédito, que son muy diferentes a las de un buen amigo o las de nuestra tía. Por esto, cuando nos llega un mensaje medio hipócrita que nos dice “en pocos días vence su plazo de pagar su crédito de consumo”, sentimos que nos recuerdan una obligación que nos limita, y que nos presionan a pagar antes, generando en el fondo de nuestro instinto esa sensación de “fuera de que me toca pagarle caro, quiere que le pague antes para hacer más plata con mi plata”.

Obviamente esto es peor si uno por error, por incapacidad o por olvido no paga a tiempo, y ese “tierno” mensaje de Bullying pasa a una presión extorsiva profunda por medio de llamadas diarias de cobro prejurídico, más mensajes de texto y correos electrónicos que nos presionan a pagar, y que nos amenaza implícitamente o directa y claramente con reportarnos en centrales de riesgo, y dañar nuestro futuro crediticio.

Lo curioso es que, si uno no puede pagar por culpa de ellos, bien sea porque su sistema esta caído, la factura no llegó o se da algún problema en la plataforma de pago en línea, la culpa no es de ellos, porque uno tiene la obligación de pagar y tuvo el tiempo suficiente para ello. Una de las cosas más curiosas de este juego es la hipocresía que hay detrás de esto, porque presionar para que yo pague a tiempo hace que no pague intereses de mora ni cobros jurídicos, lo cual es una buena fuente de ingreso para los bancos, pero la necesidad que tienen por liquidez hace que prefieran ganar un interés mínimo diario porque les paguemos anticipadamente, que un interés de mora que puede ser casi 10 veces lo que logran con sus manejos de tesorería. Pero claro, ellos deben cumplir con su negocio, y su negocio no es castigarnos con más intereses, aunque la tentación está ahí.

Muchas veces me he atrasado en pagos, por descoordinado o porque no tuve el dinero para cumplir, y he sentido la presión de un banco antes y después de la “fecha límite de pago”, y la verdad es que hacen que uno los odie más, porque si a uno se le olvida pagar, se siente como un imbécil por no hacerlo, y cuando no puede pagar por falta de plata, se siente frustrado por la situación.

En este entorno de bullying, que no es solo bancario sino de los servicios públicos, de la telefonía celular, de los colegios, de las empresas de salud prepagada e incluso de los fondos de ahorro programado, hay un caso maravilloso de un servicio que de la manera más decente y prudente nos informa que no hemos pagado y que debemos hacerlo lo antes posible, sin amenazarnos con quitarnos el servicio o denunciarnos ante Datacredito. Me refiero a ese mensajito sobre la pantalla del televisor, que nos dice “su factura no aparece como pagada, comuníquese con nosotros” de DirecTV, que no nos echa la culpa a nosotros, sino que deja abierta la posibilidad que exista un error de ellos, lo que hace que ese mensaje sea el menos odioso del sistema y hace que rápidamente paguemos; claro, cuando sale enfrente del suegro o de la novia, la cosa es bien harta y humillante.