Decir que las demandas y los procesos que tiene Petro son una persecución política, porque él defendía un modelo económico y social diferente al actual, es simplemente un sofisma para tapar los errores que se cometieron.

Muchas de las ideas de Petro son malas, y muchas otras son buenas. El verdadero problema es cómo las lleva a cabo; el caso de la recolección de las basuras en la ciudad es un buen ejemplo de ello. Pensar que la recolección de basuras las debe hacer el Estado y no los privados, para incorporar más fácil a los recicladores, puede ser una buena idea, pero al ir en contra de la ley, se convierte más un acto subversivo que en una desobediencia civil o un cambio del modelo socioeconómico, porque eso no se hace desde la alcaldía sino desde el Congreso, porque el ejecutivo ejecuta, no legisla.

Quizá por sus orígenes guerrilleros, está acostumbrado a pasar por encima de las normas, fundamentándose en argumentos sobre la inconveniencia de estas o que simplemente no está de acuerdo con ellas, pero eso no significa que si viola una norma y se le castiga sea una persecución política; son muchos los colombianos que hacen doble fila para girar a la izquierda manejando (o a la derecha, para evitar suspicacias políticas), a sabiendas que la norma no lo permite y que se le está colando a muchos por hacer eso; pero si lo multan, no puede decir que es una persecución política o que se declara en desobediencia civil, porque considera que la norma debería ser diferente, simplemente debe pagar la multa.

Otro triste ejemplo es el de separación de residuos sólidos en los hogares, que no solo lo convirtió en obligatorio, sino que les dijo a las personas que eso era reciclar. Esos son tres errores en uno solo, porque los recolectores no tenían la capacidad de recoger solo un tipo de bolsa, y a la gente no se le puede imponer un cambio cultural por medio de un decreto, menos aún decirle que separar residuos es reciclar, y reducir uno de los procesos más importantes del consumo al simple ejercicio de diferenciar los tipos de basura.

El tipo es hábil, inteligente y habla bien, por eso es tan triste verlo diciendo cosas tan pendejas, y defendiendo sus ideas sin argumentos y por fuera de la ley; aunque no es la única persona brillante que he visto en estos días, defendiendo sus ideas a punta de gritos, insultos, señalamientos personales y de espaldas a un debate serio de opiniones. No sé por qué, pero a veces, personas realmente brillantes, son como niños bravos, que si no juegan como ellos quieren, toman el balón y se van.

Por eso, a veces, no sé si es su versión, o subversión lo que dice y hace. Lo que hace que la gente no le crea ni confié en él, porque en cualquier momento, toma el balón y se va. Quizá por eso será muy difícil que le vuelvan a dar el balón.

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