Parece que el deporte de algunos es desprestigiar a los demás con mentiras a medias, y más si es alguien grande y exitoso, porque parece que los celos causan que la gente tenga la necesidad de hacer quedar mal a los que hacen las cosas bien.

Como muchos de ustedes yo también leí un texto que da vueltas por la red, donde dice que los precios de D1 son mejores que los del Carulla, y como analista de consumo revisé con cuidado los datos, y mientras leí el texto, no podía dejar de reírme.

Reírme porque la gente se las da de analista y hacen unas comparaciones equivocadas, como haciendo juegos de palabras, por medio de juegos de números engañosos y torpes. Lo triste es que todo el mundo está hablando de ese texto como si fuera una verdad absoluta, haciéndole un daño enorme al Carulla y a D1, de un solo golpe.

Decir que una lata de atún sin marca es comparable a una lata de atún Van Camps, demuestra que esta persona no ve diferencia entre esos dos productos, o que escribió ese texto con alguna intención diferente a la de un consumidor que desea informar, o un periodista que desea develar una verdad. Un producto básico no se puede comparar con uno que tiene una marca que respalda su valor agregado que, en este caso en particular, es que Van Camps es Dolphin Safe, porque cumple con las normas de protección a delfines, que las marcas blancas no siempre lo hacen, y sin lugar a dudas es más costoso pescar con cuidado que sin él.

Muchos han caído en la tentación de creer este análisis, porque en el fondo todos queremos comprar productos más baratos, pero de la misma calidad de aquellos que tienen un costo más alto, y si nos dicen que D1 tiene mejores precios que Carulla, corremos a comprar a esta cadena, con la fortuna que en poco tiempo se verán las cosas como son: en D1 las cosas tienen un precio más bajo, porque son productos más pequeños, de calidad estándar y con muy baja variedad entre productos, lo que significa que si usted va a buscar atún, solo encontrará una o dos marcas en la tienda, y su libertad de elección se verá inmediatamente limitada. Esto causará que usted compre ese atún en ese momento porque lo necesita, pero cuando vuelva a tener la necesidad de comprarlo, no lo buscará en D1 porque no era el producto que usted esperaba.

Así pasa con muchos productos, y no es porque D1 haga las cosas mal y Carulla las haga bien, o que el uno sea más barato que el otro, sino que son distintos. No se puede comparar peras con manzanas por el simple ejercicio de querer escribir algo para que se viralice en las redes, y se replique por diversos lados, como en el mismo caso de este texto; porque claramente sé que criticar ese texto hará que más lo lean, pero no me importa, porque lo que ese texto dice es la misma burrada que dijo el ministro de agricultura hace días, que culpó al comercio de la inflación en Colombia y causó que periodistas de todos los medios fueran a Corabastos y a Carulla y comenzaran a comparar precios, sin ningún tipo de responsabilidad.

¡Es obvio que un kilo de papa cuesta más en una tienda en el norte de Bogotá que en una plaza de abastos! La tienda lo compra allá y lo lleva al norte, lo lava y dispone de una manera que usted lo pueda comprar a solo tres cuadras de su casa. Cuando uno paga un producto en una tienda, paga el producto, el servicio de venta, la disponibilidad del producto, la cercanía y la atención, pero la gente salió corriendo a decir que Carulla era caro.

Es curioso que la gente crea como verdad un ejercicio de comparación en dos tiendas, pero nos exigen a los investigadores que tengamos encuestas con muestras grandes, y que mostremos los márgenes de error, y pese a todo siguen diciendo que no creen en las encuestas bien hechas, porque nunca los han encuestado; pero sí creen en un texto que dice cosas que quieren oír para autojustificarse.

Lo que me tiene pensando es cómo dos noticias iguales salen en menos de un mes, como si hubiese un ánimo definido de mostrar que Carulla es caro y los demás no, que las grandes cadenas causan inflación y la demás no. No sé si hay algún tipo de ejercicio de comunicación definido para posicionar a D1, pero si así lo es, obviamente el error es enorme, porque incluso Van Camps es del Grupo Santodomingo también. Adicionalmente, cuando la gente vaya a la tienda pensando que D1 es como un Carulla y podrán encontrar variedad, calidad, frescura y buen servicio, se darán cuenta que están en una tienda hard discount que no tiene el mismo servicio que Carulla.

Es insoportable la manía que tenemos de criticar a los demás, de decir verdades a medias y de tomar ejemplos puntuales para generalizar. Fácilmente Carulla tiene más de 50 productos al mismo precio de D1, y esos no son mencionados en el artículo, porque siempre es mejor jugar con los sofismas que mostrar las verdades. Lo mismo pasa con las EPS, que salvan a miles de colombianos diariamente, pero siempre hay un caso donde algo se hizo brutalmente mal, y el titular es “muere mujer por falta de atención”, y nunca “EPS salvaron la vida de miles de personas ayer”.

Nos encanta atacar a los grandes porque sentimos que ellos deben pagar por nuestros pecados. Cuando compramos algo, nadie nos obligó a hacerlo, y si lo vemos después más barato, culpamos a la tienda que nos lo vendió y no a nosotros mismos que fuimos los que hicimos la compra.

D1 es una propuesta de valor espectacular que el mercado necesitaba en clases medias y medias altas de las ciudades principales, para funcionar como tienda de conveniencia de retanqueo, y sin duda crecerá mucho, logrando tener miles de clientes satisfechos por su buen trabajo, y no necesitan de este tipo de publicidad oscura, que les hace más daño que bien.

Nota al pie para el lector: Este texto no me lo paga nadie, ni lo escribo para defender a nadie. Lo que quiero es que la gente comprenda que uno no puede ser tan irresponsable con sus palabras. Si uno publica algo, es responsable de lo que escribió y asume las consecuencias. Aclaro que tengo una relación de años con el grupo Éxito por mi trabajo en temas de consumo, como la tengo con muchas de las marcas que hoy vende D1, y me puede más la responsabilidad de decir la verdad, que la de callarme y ver cómo engañan a la gente.

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