Odiamos pagar impuestos, de eso no hay duda alguna; pero tenemos que pagarlos. Lo que no tiene sentido es que nos digan que nos van a poner más impuestos para dejar de consumir, o porque somos más ricos, sin serlo realmente, como en el caso del predial.

Con los impuestos se cubren los gastos “invisibles” del Estado; esos que no vemos pero que permiten que las cosas puedan pasar; como la policía, el ejército, la justicia, el ejecutivo, el Congreso y otras figuras democráticas, así no funcionen bien; también financiamos la ineficiencia del Estado por sus normas, sus códigos, su mal manejo de los empleados públicos, su impensable régimen de contratación y su absurdo régimen de licitación, y desafortunadamente, el hambre de los corruptos que se quedan con el dinero de a gente, como el de los comedores escolares.

Igual, debemos pagarlos, así sepamos que los van a malgastar o se los van robar, pero para que un país funcione, lo mínimo que debemos hacer, es cumplir con el deber de financiar al Estado, que mal que bien ha hecho parte de la tarea de reducir pobreza, mejorar condiciones de vida e intentar brindarnos justicia y seguridad, en donde la cosa aún no va del todo bien, pero es más por nuestra culpa que de las autoridades, pero ese es tema de otro día.

Lo que sí no nos podemos pasar es la hipocresía sobre cómo nos venden los impuestos. El IVA a la cerveza nos lo metieron porque con eso iban a financiar la salud, y al día de hoy la salud sigue sin recursos y es ineficiente, pese a que los colombianos toman más cerveza y a un precio más alto, lo que sin lugar a dudas, ha aumentado este recaudo tributario.

Aunque en ese momento nos vendieron el cuento que poniendo el IVA a la cerveza no solo se financiaría la salud, sino que haría que la gente tomará menos, mejorando su calidad de vida. A simple vista son dos ideas muy loables, pero también son dos cuentos muy mal pensados: si pone un impuesto para que el precio de la cerveza sea más alto y la gente tome menos, está asumiendo el enorme riesgo que la compre menos y reciba menos plata para la salud; adicionalmente, se sabe que son las personas de ingresos bajos las que más toman cerveza, y por ende ellas mismas terminarían financiando su salud a punta de “pola”, lo que es una aberración técnica increíble: los de menos ingresos, financian el sistema de salud para todos.

Hoy, este mismo cuento nos lo quieren meter con las gaseosas y el azúcar, y seguramente detrás vendrán cosas como el nivel de calorías, las grasas saturadas y el sodio, porque sabiendo que sus consumos excesivos afectan la salud de las personas, se impondrán impuestos para que la gente se sienta desmotivada a consumirlos, cuando la verdad es que necesitan poner más impuestos para tener más ingresos en el gobierno para cumplir con la constitución y la ley.

En estos días se da un ejemplo muy similar, pero con maquillaje diferente: el pago del predial. Los municipios dependen mucho de este impuesto para financiar inversión en infraestructura y social, y han descubierto que, al modificar el valor catastral de un inmueble, le cobran un mayor impuesto, sin necesidad de hacer una reforma tributaria.

El avalúo catastral de un inmueble está en función de su posible precio comercial. Si usted tiene un apartamento de 70 metros cuadrados, que tiene unos 10 años de construido, muy posiblemente lo podrá vender a menor precio que un apartamento similar nuevo, porque el uso del bien hace que su precio sea menor. Mas el precio comercial de su apartamento, casa, bodega o lo que sea, se calcula por el precio del metro cuadrado al que la gente dice que quiere vender un apartamento parecido al suyo, y no por el precio al que realmente lo vendió; así, usted cada día que alguien venda mejor un apartamento cerca a usted, el valor de su apartamento aumenta y usted es más rico y por ende debe pagar más impuestos.

Con este juego, muchas ciudades han aumentado sus bases catastrales al punto que el IGAC estimó que 14 millones de predios en Colombia valen 1.134 billones de pesos, es decir, como 1,4 veces el PIB, y a razón de 81 millones por inmueble, consideran lotes, bodegas, apartamentos, parqueaderos y demás. Cifra que aumentó un 6% con respecto a 2014, lo que permite que los municipios aseguren por lo menos un aumento en sus ingresos prediales en este sentido, más los ajustes de estratos, actualizaciones y demás.

Sólo Bogotá se valoró en 484 billones de pesos para 2015, siendo más del 45% del valor predial del país, y con un aumento del 8% en su precio con respecto a 2014. Este cálculo lo que dice es que, si las cosas se venden por el precio promedio del mercado, toda Bogotá vale lo mismo que el 60% del PIB de Colombia; lo que pasa es que las cosas no venden por el precio promedio del mercado, porque este es cambiante y ese promedio tiene una dispersión enorme.

Adicionalmente, solo tengo la riqueza de mi predio si lo vendo, si no lo vendo no la tengo, pero se me cobran los impuestos, como si ese dinero lo tuviera en el banco rindiendo intereses. Una cosa es tener un apartamento y otra cosa tener el dinero que puede comprar ese apartamento. Así, los municipios en Colombia, nos piden plata que no tenemos, causando créditos que debemos pagar y reduciendo nuestra capacidad de compra.

Todo esto de los impuestos debería ser más simple. A nivel nacional, todo debería tener IVA con una tasa baja del 6% y anclada a nivel constitucional, para que no la pueda cambiar tan fácil el gobierno de turno, así la gente paga impuestos según consume, sin importar que consuma o donde consuma, y se dan subsidios en alimentos y servicios a los de menos ingresos, compensando el efecto de ese impuesto en la canasta básica; el impuesto de renta debe ser progresivo según el ingreso de la gente y de las empresas, y eso incluye, que los dividendos tienen impuestos en la empresa y después en los dueños, porque es un mayor ingreso para ellos, logrando así una mejor redistribución del ingreso, donde los que más generan, ayudan a los que no pueden generar tanto. Esto elimina mucho la evasión y la elusión de las diversas escalas de impuestos y lugares de pago: un solo esquema para todo el mundo, donde el que más ingreso tenga ayude a los demás, y donde usted pague según lo que consuma.

A nivel municipal, quizá hay que pensar más cosas. El predial es un impuesto al predio, y debería servir para hacer más infraestructura, y el ICA debería funcionar más como un impuesto de consumo en la ciudad, y que la gente pague un 1% de todas sus compras, bien sea en la tienda de barrio o en el centro comercial, logrando así recursos para gasto e inversión social y mantenimiento del aparato estatal.

Pensando así, la gente entiende más las cosas: al país le pago renta e IVA, que dependen de qué tanto gano y qué tanto gasto. A la ciudad le pago por el uso del suelo y su infraestructura; por otro lado, pago en el comercio lo que compre, lo que absorbe inclusive las ventas a los turistas que llegan al municipio. Creando un sistema sencillo, donde la gente entiende para qué son sus impuestos y por qué.

El juego es simple: cuéntenos que plata se necesita, para qué y definamos cómo la cobramos, pero dejen de meterle cuento a la gente y a enredarla con sofismas tributarios.

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