Estoy convencido que mi mamá es una bruja. De niño, cuando me levantaba para ir al colegio, tenía ropa lista para usarla y el desayuno en la mesa, pero mi mamá no estaba porque siempre madrugaba para irse al trabajo. Cuando volvía del colegio, mi cama estaba tendida y mi cuarto ordenado, pero mi mamá no estaba, porque estaba haciendo vueltas en un centro comercial en bancos o cosas de esas. Básicamente, las cosas siempre pasaban mágicamente.

Algunos días en que estaba enfermo, ella me tocaba la frente y me daba un beso, y es como si la fiebre se fuera sola, y sus palabras me embrujaban haciéndome pensar que la enfermedad pasaría, y más aún si me daba un brebaje que hacía, que se parecía mucho a un caldo de pollo; ese mismo truco lo usó cuando me vio llorando porque perdí ese amor que me tenía pleno y feliz, y por medio de sus conjuros dichos correctamente, el dolor se convirtió en aprendizajes, y la nostalgia en bellos recuerdos.

Cuando me fui de casa, me di cuenta de todo. Me levantaba y el desayuno no estaba hecho, y cuando volvía a casa, el cuarto no estaba ordenado; allí comprendí que viví bajo su embrujo por muchos años, y que ya no estaba en su casa: la magia simplemente había desaparecido.

Me acostumbré a hacer la cama, el desayuno, la ropa y dejar todo ordenado, dejando todo en su sitio correcto, pero no tenía la misma energía de lo que había visto cuando era niño; pasaron los años, y me di cuenta de que mi hogar comenzaba a surgir esa misma magia, porque mi esposa se encargaba de muchas cosas que mis hijos y yo necesitábamos.

Un día vi como mi hijo se golpeó y grito “mamá”, y ella corrió rápidamente a ver qué había ocurrido, y con un simple beso en la rodilla, todo se calmó y se sanó y comprendí que mi esposa también se había convertido en una bruja también.

Las mamás son brujas, unas brujas maravillosas, que nos mantienen encantados dándonos una vida feliz y brindándonos la seguridad y calidez; gracias a sus actos mágicos invisibles, sus conjuros, brebajes, pociones y caricias hacen que nuestra niñez sea mágica.

Gracias mamás por ser brujas, por embrujarnos, por mantenernos en un mundo mágico en nuestra niñez, y sobre todo por dejar en nosotros la capacidad de ser brujos y brujas para nuestros hijos, tradición que intentaremos continuar al mismo nivel que ustedes, llenando al mundo de esa mágica hechicería del hogar.

¡Feliz día, brujas!

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