Las personas buscan el placer por instinto y este se puede obtener de diversas formas. El placer entendido como el goce de los sentidos tiene como fin básico el aumento de las endorfinas en el sistema para regular diversos procesos nerviosos y algunas formas de placer aportan refuerzos de memoria como también aumento en la capacidad creativa y cognitiva.
Las diversas formas de obtener placer se pueden presentar con una línea entre el divertimento y la Alta Estética Sensorial. El divertimento es el placer obtenido de la risa, de la felicidad. Este instante de placer tiende a ser muy corto pero logra que el cuerpo libere las endorfinas suficientes aunque no recibe ningún proceso educativo o de refuerzo. Por el contrario la Alta Estética Sensorial que se refiere al uso educado y calificado de los sentidos para comprender el placer brindado, logra el objetivo en un tiempo más largo pero acompañado de un cúmulo de experiencias sensoriales que aportan como refuerzo sociocultural de la persona. A manera de ejemplo, el Divertimento se refiere a los payasos del circo que nos hacen reír y nos entretienen, mientras la Alta Estética se representa en un libro, donde el lector debe imaginar y recrear un ambiente en su imaginación recolectando memorias previas y creando combinaciones propias, logrando mejorar su capacidad mental.
Esta línea –que es la base fundamental sobre las élites culturales- nos permite comprender que toda persona recibe el placer desde el uso elaborado de sus sentidos hasta el uso de los mismos de la manera más básica, y que la posición que toma no siempre es la misma ya que todos necesitamos de las diversas combinaciones que se puedan dar. El gozar el Divertimento no nos convierte en incultos, lo que nos convierte en tales es la ausencia de la apreciación de la Alta Estética aunque sea en pequeñas dosis.
Esta introducción nos sirve para comprender que las personas pueden ser formadas como públicos calificados o asistentes a una gran diversidad de eventos. En este sentido mucho se ha logrado con la formación formal e informal de artistas y recreadores mas nos hemos quedado en la formación de públicos, que son al final los que se ven beneficiados con el aporte estético del arte.
La estética puede ser tan simple como la del payaso y tan compleja como la de un movimiento musical y esta complejidad está claramente relacionada con el tiempo. El Divertimento busca dar placer en poco tiempo mientras la Alta Estética requiere de tiempo para su comprensión y consecuente goce. Definitivamente la caída del payaso por el empujón de otro es fácil de comprender al contrario de un paisaje impresionista. Es importante aclarar que ambas son formas artísticas y estéticas con diferentes niveles de complejidad, y no por eso se puede considerar que un equilibrista requiera menos formación que un escritor.
La formación de públicos debe ser una respuesta a la demanda cultural deseada y observada. La observada se refiere a lo que la gente espontáneamente desea y la deseada a la que las élites definen como necesarias para el mantenimiento de la memoria colectiva y el refuerzo de la formación de la sociedad. Si bien parece innecesario formar a las personas en la asistencia a cine, es muy importante que el asistente comience a comprender qué hay más allá del celuloide y se comience a cuestionar sobre las razones del libreto, plano de toma o paisaje, ya que los realizadores, productores, directores y actores insertaron discursos y elementos que si bien buscan distraer, también intentan tocar al espectador en temas sensibles. Tal es el caso del libro “La Guerra de los Mundos” que se nos presenta como una batalla entre una raza colonizadora frente a una débil, que finalmente termina siendo vencida por las enfermedades típicas, como ocurrió en un sin número de conquistas en América y África. Del mismo modo se puede explicar a una sociedad iletrada la importancia estética de la opera pese a que esta se presenta en alemán o italiano, gracias al acompañamiento teatral que soporta el sentido de la tragedia y su moraleja.
Esta formación es necesaria fundamentalmente porque el entretenimiento no debe ser superficial, o de lo contrario perderíamos un sinnúmero de oportunidades y por ende de placer. Sociedades que en diversas etapas han logrado destinar un tiempo de su actuar a un entretenimiento equilibrado han sido mucho más tolerantes y pacíficas, logrando mejores niveles de productividad y de calidad de vida. Cuando la felicidad y la satisfacción en la vida caen en la continua obtención de metas productivas, el tiempo de ocio es poco y esto reduce la calidad de vida y la expectativa de la misma.
El papel de las élites es muy delicado, ya que intervenir la cultura por lo general no es fácil y tiende al fracaso. Hoy aceptamos abiertamente que existan bibliotecas, museos y espectáculos públicos ofrecidos por el estado y el sector privado pero hace algunos siglos esto era un privilegio. Lentamente la sociedad ha logrado absorber el conocimiento por la búsqueda del placer y acepta que una élite más calificada le ofrezca oportunidades de goce. Ese es el factor crítico del éxito: diversas oportunidades.
La libertad es fundamental en la búsqueda del placer y esto es lo que logra la gran heterogeneidad cultural de la humanidad: todos buscamos el placer por diversos caminos. En el momento en que esta libertad se ve truncada la creatividad cultural, los públicos y la estética se abren camino de manera subrepticia y logran salir avantes como en el caso de la revolución cultural china.
Entonces las élites democráticas, privadas o de poder deben establecer una serie de actividades de entretenimiento acompañadas de la formación de públicos con el fin de mantener la memoria colectiva, fomentar el desarrollo y mantener un buen ambiente social. Anteriormente se hablaba que “al pueblo hay que darle pan y circo”, siendo esto interpretado como una herramienta para ocultar las realidades a la sociedad, mas la verdad a la que se referían era la necesidad de causar un estado emocional positivo en la sociedad e insertar algunos imaginarios necesarios para la cohesión social y el desarrollo.
El rol de las élites de fomentar la Alta Estética como lo ha hecho el Vaticano por ejemplo, es una situación claramente estratégica: las personas por lo general no han sido educadas para este tipo de goce y se acogen a la llamada “cultura popular”, que no es otra cosa que el entretenimiento que surge de los procesos autodidácticos y la creatividad de la sociedad. Representados en canciones, bailes, poemas, cuentos, novelas, programas de televisión y hasta películas, que son demandadas mayormente porque no requieren una mayor formación para su consumo. Por esto las élites fomentan aquellas expresiones que son percibidas como complejas y “aburridas”, con el fin de protegerlas e ir causando un proceso de formación de largo plazo.
Hoy la televisión y la radio son los medios de expresión de mayor consumo en el mundo, simplemente por la comodidad con la que nos entregan la diversión. Pero aún en estos escenarios las élites intentan aportar algunos productos con el fin de llegar a cierta audiencia.
El entretenimiento es egoísta pero curiosamente es colectivo, ya que la persona busca compartir su momento de goce y quiere ser identificado y sentirse parte de algo que le aporte identidad, por esto los conciertos de Rock, las emisoras y las disqueras siempre tendrán público.