Existe una persona que es capaz de hacer que todo haga Katharsis; que lo más complejo parezca simple, y lo simple algo divertido. Esa persona nos enseñó a salir de los problemas, a mirar desde otro ángulo, a vivir la vida y a dar más de lo que pensamos.
Ese hombre hoy está en el cielo, y me preocupa. No solo por el enorme vacío que nos deja en el ecosistema estratégico del país, en el momento en que quizá más lo vamos a necesitar, sino porque el cielo va a entrar en un enorme proceso de Catarsis.
Las nubes comenzarán a ser cuadradas; quizá las estrellas se vuelvan de 3 puntas y sean más eficientes, y algunas otras de miles de ellas, porque eso tenga sentido; seguramente la luna estará pensando si debe seguir teniendo 4 fases y dos caras, como lo hizo por milenios, o si es momento de adecuarse a las necesidades de todos esos lunáticos que la regalan continuamente.
Ni qué decir del ejercito de ángeles, demonios, San Pedro y su misma puerta; si en solo unos años nos cambió la forma de ver la vida, no me imagino lo que hará en el cielo por la eternidad…
Este mundo ya no es el mismo, y el cielo tampoco lo será. El loco de la innovación, la creatividad, la comedia y la estrategia se ha ido del piso al viento, y eso nos dejar una tarea implícita a todos los que fuimos tocados por él…: ¿y después de saber que Él ya no esté, usted va a seguir haciendo las cosas igual?
Buen viento y buena mar, mi buen Diego Parra…