“Llevar a los niños a la iglesia sería una violación de los derechos humanos”, afirman los responsables por el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Esta noticia que ha pasado de bajo perfil, tiene al Reino Unido y a otros países en un fuerte debate sobre la continuidad de las costumbres religiosas y el rol mismo de las Naciones Unidas.
Según el artículo “ONU dice que llevar niños a la iglesia es violación de derechos humanos”, menciona que “Un reciente informe del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos está causando gran debate en Europa. De acuerdo con la evaluación del equipo de observadores de la ONU que visitó el Reino Unido, existe la preocupación de que los niños sean obligados a participar en los servicios religiosos y de cultos”. Afirmación que es muy compleja por los contenidos culturales que esto tiene y las inmediatas posiciones de sectores conservadores, que afirman que esto pasa “Posiblemente porque el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos Zeid Ra’ad Al Hussein es, un príncipe jordano, que profesa la fe musulmana. También ignora el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantiza a cada ser humano, la “libertad de manifestar su religión o creencia” en público o privado. David Burrowes, un parlamentario conservador, afirma que este informe debe ser tirado a la basura. “El acto colectivo de culto no es un ejercicio de adoctrinamiento. Es reconocer y respetar la herencia cristiana del país y dar a la gente una oportunidad para reflexionar”.
Si bien el tema se está volviendo un fuerte debate, Colombia lo ha saldado en el tema educativo de una u otra manera, pero el tema que plantea la ONU es muy complejo, porque deja una pregunta muy profunda en el ambiente: ¿podemos los padres definir la religión de nuestros hijos?
Existen cosas que son muy difíciles de controlar, como en qué ciudad y país se nace, en qué clase social, en qué idioma se educa y con qué costumbres religiosas se crecerá, porque todo depende de los padres, que son lo que traen el hijo al mundo, sea planeado o no.
En el largo plazo, la mayoría de las situaciones tienen solución: si usted nació en Colombia, puede irse a vivir a otro país, hablar otro idioma, trabajar y emprender para aumentar su riqueza, e incluso cambiar de religión, más con los temas de fundamentalismo que se están viendo en el mundo islámico y católico, la pregunta sobre las creencias que se debe inculcar, tomarán cada día una mayor importancia, creado posiblemente una cuarta ola de derechos humanos, donde la secularización puede llegar al punto de pedir que no se inculquen creencias religiosas en los niños, lo que se contagiara a posiciones políticas e incluso hinchadas de equipos de fútbol.
En el papel, la propuesta tiene sentido, porque la mayoría de los colombianos somos católicos porque nos criaron como tal, y si nos hubiesen formado como judíos, seriamos judíos. Más, el tema es muy complejo, ya que cada persona que tiene una creencia considera que es correcto que su hijo siga la misma, porque es una buena fe o pensamiento político, y esto ha permitido la continuidad de las religiones en el mundo. El debate es muy profundo y polémico, lo que hará que las personas no piensen el tema en función del futuro de sus hijos, sino de la defensa sus propias creencias, lo cual no está mal.
Mientras tanto, menos personas se casan por lo católico y piden que cuando mueran, sus restos sean cremados y sus cenizas botadas al mar, evitando que vayan a visitar su tumba; pero la mayoría de estas personas, poco dudan en bautizar a sus hijos a los pocos meses de nacidos, imponiéndoles una religión, de la que ellos mismos dudan profundamente. Siendo el rito del bautizo, el bastión del crecimiento de la religión católica en el mundo, porque es el sacramento más común, y que asegura la continuidad de la creencia y sus instituciones en el corto plazo, hasta que ese niño decide cambiar de religión o simplemente ser “católico no practicante”, como se autodefinen muchos.
La ONU se está metiendo en un tema muy complejo y con connotaciones fundamentalistas, que puede tener graves consecuencias en las civilizaciones que hay en el mundo, y que no son parte de la Organización, porque las creencias religiosas son supranacionales y en la carta de las Naciones Unidas, prima la libertad de culto.
Personalmente creo que como padres debemos formar a nuestros hijos para ser buenos ciudadanos, no para ser buenos fieles, con la grata fortuna que ambas situaciones no riñen entre sí, aunque hay muchas cosas que son pecados pero no son delitos y viceversa. El tema será complejo.