Las pasarelas de Colombiamoda muestran lo último en tendencias, pero las mujeres colombianas no se dan por enteradas de las valiosas propuestas de moda que hacen los diseñadores colombianos, las marcas, la industria en este enorme escenario que Inexmoda monta cada año, para mostrar los cambios en las propuesta de los diseñadores, con el fin de satisfacer más a los consumidores.

Las colombianas, la mayoría de ellas, simplemente se visten. Toman ropa de su armario, y comienzan a ponerse prendas, comenzando generalmente por los zapatos, teniendo en cuenta cómo será su día, que harán, a dónde van a ir y qué van a hacer, y por eso no se visten igual un martes que un viernes o un domingo. Creen que están a la moda porque se visten como alguien que admiran o que las influencia, pero su gran problema está en que nadie les ha enseñado a comprar ropa, a combinar tipos de texturas y colores, a aceptar cómo es su cuerpo y cómo vestirse para resaltar sus atributos o bien para tapar sus defectos.

Todo esto ocurre, porque nuestra industria está más interesada en venderles ropa que en enseñarles de moda, de elegancia, de comodidad, del buen uso de las prendas. La necesidad de las marcas y de las empresas parece ser vender prendas y no satisfacer a sus consumidoras, y eso pone en un enorme riesgo a las compañías.

La moda depende completamente de la marca, porque es el sello de calidad, estilo y estética que representa para una persona, que no solo la hace sentir cómoda usando productos de esa compañía, sino que de uno u otro modo, permite ser parte de una comunidad, que se define en buena parte por los valores que esos productos representan, y que al combinarlos con otros productos e imaginarios, permiten que la persona pueda expresar su identidad y emociones.

Cuando una consumidora usa uno de estos productos de manera incorrecta, la marca queda expuesta a ser vista como parte de un patrón inesperado, transmitiendo sensaciones diferentes a los demás, afectando a la consumidora y a la marca. Esto ocurre constantemente, por el efecto que causa la aspiracionalidad de la gente, que quiere ser algo que no es, desconociendo su propia realidad belleza y personalidad: el maquillaje no es belleza, solo resalta la belleza misma, y a la moda le pasa lo mismo, porque no todos podemos ponernos cualquier prenda, porque no está hecha para nosotros.

La moda es un consumo colectivo, quizá el consumo colectivo más grande del mundo. Nos vestimos para decirle al mundo quiénes somos, quiénes queremos ser, cómo nos sentimos; nos vestimos no solo para estar cómodos, sino para que al mundo le quede claro qué queremos ese día.

Por eso, el problema de vestir mal es que perdemos todos, y por esto la industria ha comenzado a comprender la importancia de llevar la moda a la gente, de enseñarle, de recomendarle, de decirle que no toda prenda es para todos, ni mucho menos para toda ocasión.

Hace un año presente en Colombiamoda un estudio de RADDAR e Inexmoda, que deja ver 5 tipos de mujeres diferentes frente al uso de moda, y esto permitió dar un primer paso en el debate. Mostramos que las mujeres se relacionan con la ropa de maneras muy diferentes a la esperada, y que lo que pensamos de ellas es un reto enorme, por ejemplo, cuando una mujer se viste con ropa apretada, de manera sensual para mostrar su figura, con jean sin bolsillos, tacones, accesorios brillantes y dejando ver mucha piel, fácilmente más de una persona diría que es loba, una grilla, una cualquiera, porque juzgamos a las personas desde la estética que consideramos correcta y no desde la estética que el otro quiere transmitir. Para sorpresa de muchos, son muchas las mujeres que les gusta vestirse así, porque le dicen al mundo que aman su cuerpo, su figura, su sensualidad y quien mostrarse al mundo, y no por eso son unas prepago o unas fáciles, simplemente quieren ser admiradas, ser objeto de deseo y de envidia.

Las mujeres colombianas tienen una figura particular, con muchas curvas, pieles canela, pelo oscuro y baja altura; el común es que no tengan una figura delgada y que sus caderas sean amplias, y nalgas, abundantes. Las mujeres colombianas son muy diferentes de las norteamericanas y europeas, porque nuestra mezcla de razas es diferente, y nos permite tener una belleza particular, que puede ir desde la elegancia clásica de Catalina Aristizabal, hasta la imponente figura de Sofía Vergara.

Por eso, nuestras prendas son diferentes, son dadas a mostrar las curvas, la sensualidad, a ser una segunda piel, y no solo accesorios con logos de marcas impresos que nos hacen parte más de un centro comercial que de un colectivo identitario.

Por esto debemos romper con dos grandes mitos. El primero es el de vender por vender, porque esto está acabando con la industria de confecciones en Colombia, no solo porque continuamente desdibujamos las marcas sino porque les importan más los descuentos para cumplir con las cuotas, que asegurar a las clientas correctas.

El segundo es la definición de la moda como las tendencias estéticas y de valor eurocentristas. Nuestra identidad no es la de la escases y el minimalismo de una Europa postguerra; somos una población alegre, desbordante, intensa, colorida, con curvas, sin figuras delgadas y con maravillosos rasgos de negros, indígenas y europeos. Por esto es que debemos redefinir qué es la moda para los colombianos, para las colombianas, para la industria y las marcas.

Creo firmemente en la necesidad de educar al consumidor a usar bien los productos, para asegurar el cumplimiento de la promesa que le hacemos al darle un producto, que debe satisfacer una necesidad, pero que si no se usa bien esto no ocurrirá. Pero en el caso de la moda, también creo que debemos aprender más del consumidor, que ellas nos enseñen qué les gusta, qué quieren, qué desean decir, cuál es la declaración pública que quieren hace al salir a la calle y cómo quieren que las vean.

Sin duda marcas como Truccos, Do Jeans, Cocoa, Fiara, Stop y Studio F, han comprendido que no solo deben hacer productos sensuales, sino con identidades propias que hablen más de cómo son las colombianas, y no vestirlas a todas como europeas.

Por eso es cierto que las colombianas no saben de moda, porque la moda no sabe de las colombianas.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com