Pasados los atentados, los medios de comunicación recuerdan una verdad inevitable: en 2050 aproximadamente, Europa tendrá más personas musulmanas que católicas, debido a las migraciones del Magreb y Europa asiática hacia el viejo continente y los enormes diferenciales en tasas de natalidad entre las dos poblaciones.
Esto nos debe llevar a pensar que el mundo cada vez será más musulmán, y de ellos entendemos muy poco, y eso se limita a considerarlos terroristas debido a unos casos particulares, y que el mundo será mucho más Halal que Santo en poco tiempo.
Esto no solo tiene implicaciones enormes en el futuro, que nos exigen saber cómo es esta cultura, sino que nos llevará a comprender que inevitablemente tenemos muchas cosas en común, debido a nuestro pasado. Para nadie es un secreto que los “moros” dominaron España por más de 7 siglos, y que impregnaron al Reino de Granada y Castilla de muchas cosas musulmanes, que se han ido mimetizando en el tiempo pero son mucho más relevantes que las palabras que comienzan por “Al” como almohada o almojábana, como el oscurantismo que esto causó en el rol de la mujer en nuestra sociedad por mucho tiempo.
Adicionalmente, las poblaciones negras que llegaron a América, no eran propiamente tribales, sino esclavos del Magreb, que trajeron sus creencias ancestrales y Alá a los altares colombianos, debido a que esa mano de obra construyó las iglesias en el país, dejando marcas y símbolos musulmanes escondidos en los tempos, como bien se ha establecido en diversos escritos históricos.
Esto ha causado que por años hayamos recibido influencias musulmanas en Colombia completamente desapercibidas y recibamos mucho más fácilmente a esta cultura, porque ya está en buena medida mezclada con la nuestra, como en la cultura del café, el machismo e incluso la importancia de los jardines florales.
El mundo se torna cada vez más musulmán de una manera lenta y silenciosa, causando un enorme reto a un sincretismo religioso secular, que debe permitir que este credo crezca según la gente crea en él, pero que no afecte las instituciones capitalistas y democráticas en que vivimos, lo cual es muy difícil ya que la civilización islámica no diferencia claramente la política de la religión. Por esto, es prudente comenzar a entenderlos, leerlos, comprenderlos y no etiquetarlos como terroristas, porque en muchos casos, nos estaríamos etiquetando nosotros mismos.
Por si le interesa, ayer escribí sobre qué podría pasar en lo que queda el año en la economía colombiana