En entrevista en La FM, Hugo Ospina dijo que “Le estamos pidiendo al Gobierno nacional que se ponga los pantalones, porque no vamos a permitir que se desafíe la institucionalidad, nosotros vamos a ser desafiantes con el Estado y le decimos al presidente de la República que no le vamos a votar el Plebiscito, así como nos dijo públicamente que Uber era ilegal y nos pidió votos hoy le decimos no al referendo y no a la paz”. Básicamente, continúa el chantaje al gobierno nacional, para beneficiar a las minorías, por medio de amenazas de paro, violencia y ahora para afectar las decisiones democráticas.

En la entrevista, es claro que se amenaza al país con un paro, con actos violentos, con desafiar a la autoridad e incluso se insinúa que en un fenómeno así, donde las personas tomaron la autoridad por sus manos, nacieron los paramilitares. Como diciendo que no solo no apoyarán el referendo por la paz, sino que harán actos violentos porque como la ley no hace lo que ellos consideran es correcto, ellos actuarán sin importar que se violen las leyes y los derechos de los colombianos, como ocurrió en el paro camionero, que por defender los derechos de una minoría, se violaron los derechos de millones de colombianos y se afectó la economía en muchos billones de pesos, y el bolsillo de todos los colombianos por más de un año, por el efecto que causaron en la inflación.

El gran triunfo del paro camionero fue mantener los “cupos” (reposición uno a uno), que es hoy el enorme problema de mercado de los taxistas ante Uber, porque ellos debieron comprar un “cupo”, por más de 100 millones de pesos cada uno (ver análisis), que hace que su servicio no sea costo eficiente, y en vez de solucionar los problemas de su normatividad, lo que se ve es una presión al Estado por mantener su misma situación, ¿por qué?

Una posible respuesta está en que no más del 20% de los taxis son de taxistas individuales, y que cerca del 80% son de personas que tienen flotas de taxis, con inversiones que superan los 2.000 millones de pesos fácilmente, y que si Uber continúa en el mercado, se verán seriamente afectados.

Esto hace que la verdadera discusión no sea del transporte ni mucho menos de lo que le conviene a los consumidores y al país, sino de cómo mantener las rentas de un grupo de personas, que han engordado su patrimonio por el falso mercado de los cupos; mercado que ya está consolidado en el transporte de carga, y en pocos años nos llevará a peleas similares.

El señor Hugo Ospina, cumple con su deber moral de decirle a la gente que Uber es ilegal, pese a que esto no es del todo cierto y se debe esperar a que las demandas prosperen, y también es cierto que a los colombianos no les importa hacer cosas al margen de la ley, como comprar libros, discos, películas piratas, contrabando y comprarle a un vendedor ambulante, porque de una u otra manera, siempre hay una excusa para esto. El señor Ospina inocentemente termina defendiendo a unos poderosos, usando a unos cuantos taxistas honrados como escudo de un cartel de transporte.

Hoy debatimos qué es lo correcto por culpa de las leyes absurdas y asimetrías que se han creado, y la voluntariosidad de los colombianos, que siempre quieren hacer las cosas como se les da la gana. Hemos creado una sociedad donde las personas no creen en las normas, porque estas defienden a unos grupos de poder y no al consumidor, pero el consumidor, como el agua, siempre encuentra la manera de salir avante. El problema, es que cada vez más estamos dispuestos a hacerlo al margen de la ley. Es un serio problema.

@consumiendo

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Por si le interesa, ayer escribí que sobre la ley del consumidor, que refuta las leyes de demanda y oferta