Enviar algo, no significa que se leyó, ese es el problema de las comunicaciones de hoy. Se cree fácilmente que por haber enviado algo a alguien, un mensaje o un correo electrónico, la comunicación se ha logrado, por el simple hecho de recibir algún tipo de señal de que fue leído.
Entre más mensajes mandamos, parece que menos nos comunicamos. Hemos perdido la virtud de darnos a entender, y simplemente escribimos palabras a los demás, que al parecer dicen lo que queremos decir, pero al final, el mensaje que llega es distinto.
Cada vez más vemos como nos dicen “yo entendí”, “yo pensé”, “yo interpreté”, como si nuestro mensaje tuviese que ser entendido, pensado o interpretado, por haber sido escrito en algún código incomprensible.
Se nos está olvidando escribir, en el momento en que más palabras escribimos en toda la historia de la humanidad.
Fácilmente asumimos que el enviar un mensaje, significa que alguien lo recibió, entendió y acató como debe ser, y al revisar el proceso, fácilmente nos damos cuenta que el mensaje era confuso, que nunca supimos si la persona lo leyó o no, o simplemente lo hacemos por cumplir con una norma que se nos ha impuesto.
Me llegan cientos de correos electrónicos al día, donde suponen que entiendo qué me dicen, por qué me lo dicen y qué quieren que haga, y cuando pregunto por lo que pasó, solo me dicen: “yo te mande un correo con eso”, o peor, “yo te copie ese correo que le mande a él”.
Entre más debemos comunicarnos, menos lo hacemos. Estamos atrapados en un sentido de la comunicación, porque solo nos importar enviar un mensaje y no validar que este llegó y se comprendió, y eso genera miles de conflictos innecesarios, al punto, que muchas parejas pelean porque su compañero no le respondió un mensaje, pese a saber que lo leyó.
Debemos salirnos de la dictadura del correo electrónico, de los mensajes, de los audios; es necesario volver al diálogo, a la comprensión, a la hermosura del buen lenguaje.
Sé que es difícil cuando en promedio, se mandan más de 40 millones de mensajes de Whatsapp en un minuto y millones de correos electrónicos; pero usted ya se ha dado cuenta, que escribir un correo no es suficiente para que su mensaje llegue correctamente, pero por la dictadura en que vivimos, seguimos dejando todo por escrito, para poder decir que lo enviamos.
Por si le interesa, ayer escribí que sobre cómo morimos muchas veces en la vida