La gente volvió a hablar de política, a tener posiciones, a debatir ideas y argumentos; lo que se lee en las redes sociales es que se deben leer los acuerdos para tener una posición formada, mientras que los del ‘No’ hacen todo su esfuerzo para convencer a las personas que voten en contra de lo acordado (no en contra de la paz), y los del ‘Sí’ muestran como el acuerdo es bueno y no es costoso.
Es cierto, hay gente que se le va la mano, dice mentiras, hace memes falsos y muchos otros tipos de trucos para afectar la opinión de algunos, y eso no está bien; pero la gran mayoría está metida en un debate político claro, de frente, honesto sobre sus posiciones y emociones. Defienden sus ideas, refutan la de los otros, y más allá de algunos tonos exaltados y mensajes de condescendencia de unos y otros, parece que a los colombianos les volvió el interés en la política.
Quizá esto desemboque en la redefinición de los partidos tradicionales del centro político en el país, y se definan los partidos liberal y conservador del siglo XXI, donde las personas se diferencian claramente de los demás por la forma de hacer las cosa, pero no por los conceptos centrales: todos quieren la paz, todos quieren menos pobreza, todos quieren un mejor país para sus hijos, pero al diferencia es que cada uno lo haría de una manera diferente.
Me encanta lo que está pasado y espero que no llegue a posiciones demasiado extremas entre amigos y familiares, porque no vale la pena pelear por política, religión o fanatismo deportivo, porque en el fondo son creencias, y esas son emocionales y no racionales, al punto, que es muy difícil decir porque se cree en algo.
Vienen tiempos complejos en nuestro país, pero parece que han comenzado a pasar cosa buenas: la gente volvió a interesarse en la política y eso puede transformar profundamente al país.
Por si le interesa, ayer escribí sobre que el problema es que la gente no le gusta votar