Da miedo renunciar. Pero no es eso lo que realmente da miedo. Lo que pasa es que tememos al cambio, porque no sabemos qué va a pasar. Nuestro miedo es a la incertidumbre, a no tener el control, a no saber qué va a pasar.
Esto lo sienten muchos de ustedes que han renunciado a su trabajo o que les ha pedido que se vayan. Sentir ese vacío sobre el futuro, como dando un paso hacia un abismo, y sentir todo el mundo concentrado en el estómago por una milésima de segundo, hasta que en menos tiempo del que nos damos cuenta, el pie se posa firma sobre una nueva oportunidad, que comienza casi siempre con una sonrisa.
El trabajo anterior fue bueno, de hecho, fue maravilloso; porque por más que se haya salido por un enorme problema, se aprendieron cosas, se recibieron ingresos necesarios, se conoció gente que nos transformó la vida, y sin lugar a dudas, vivimos momentos inolvidables allí.
El trabajo nuevo es aún mejor. Porque llegamos a él con los aprendizajes del pasado, con la ansias del futuro, y en el primer día, alguien nos sonríe y nos dice “bienvenido”.
No digo que sea fácil lo que viene, o tomar la decisión de salir del trabajo anterior, pero la vida no está llena de cosas fáciles, sino de retos continuos que nos permiten aprender de nosotros mismos, que es lo que hacemos toda la vida.
Ese nuevo trabajo tiene reglas diferentes, una cultura particular, muebles de otros colores y está lleno de personas desconocidas, y para todos ellos, nosotros somos algo nuevo, curioso y amenazante. Por esto, debemos actuar inteligentemente, respetando todo y a todos, y aprendiendo de cada uno, para que las cosas sean más fáciles.
No tiene sentido llegar a imponerse en ningún lado, porque las personas que están ahí saben más que nosotros, pese a que nosotros sepamos algo más, y podamos ayudar mucho.
Así que, adelante, con seguridad pero con prudencia, porque siempre que entremos a un nuevo puesto debemos lograr que sepan que llegamos pero que estamos dispuestos a ayudar, a adaptarnos, a aportar; así, cuando nos vayamos, la gente pueda decir “lo extrañaremos”.