Es más actor que celebridad, y es un ejemplo increíble de vida. Eso es Freeman (1937, Memphis). Hoy casi todos saben quién es y lo admiran, pero pocos saben que su primer Oscar lo recibió en 1987 (a sus 50 años) y que su primera participación el medio fue en 1971 (cuando tenía 34 años), porque no comenzó su carrera actoral desde joven como hacen muchos, sino que la vida lo llevó por ese camino, porque comenzó como mecánico para la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos.
Su capacidad actoral es increíble, y sin lugar a dudas tiene una gran capacidad para representar figuras imponentes, serenas, sabias, prudentes y comprensivas que los han llevado a representar vicepresidente de los Estados Unidos, conductor de millonarios, magos, reporteros, e incluso a Dios, sobre todo por su enorme habilidad para manejar su edad, sus canas, su lento caminar y ese profundo sonido de su voz, que denota calma, serenidad y sabiduría. Lo que hoy podemos ver en la serie de National Geographic mostrando en la historia de Dios respetuosamente las diferencias de las religiones, sin que cause grandes rencores o reacciones.
Freeman, nos demostró que de viejo se puede triunfar, y más que como viejo se puede triunfar. Su rol de persona madura es fundamental en esa industria, porque en el cine, la televisión y los documentales, esa es edad es necesaria para muchos roles, porque la vida necesita de las personas con canas.
Comencé a escribir este blog hace más de 200 días, con el reto de escribir cada día; no lo he logrado completamente por enfermedades, viajes y líos tecnológicos, pero siempre leo los comentarios que la gente hace a mis blogs, porque considero que si ellos me dan parte de su tiempo para escribir sobre mis opiniones, y por lo menos, les debo el respeto de leerlos; mas rara vez los contesto, comento o marco, porque he aprendido que si comienzo una conversación con ellos en público, se convierte en un proceso muy largo y difícil de manejar por mis tiempos de trabajo, y puede que los irrespete al no contestar a tiempo; adicionalmente, creo que como yo pongo mi opinión, ellos también tienen todo el derecho de poner la de ellos, y yo la debo respetar, pese al lenguaje de algunos casos.
Les cuento esto, porque cuando escribí la carta a la gente que cambia de empleo, un señor, identificado como eugenio.martinezcalderon me escribió, “Camilo me gusta su blog. Sobre todo porque soy un desempleado cuarentaynueventon al que sacaron de un trabajo hace 7 meses. Pienso lo mismo: hay que ganarse las cosas. Sin embargo me gustaría que hiciera un comentario particular sobre la gente de mi edad que ya no tiene oportunidades laborales, amen por la edad, amen porque el gobierno no incentiva a los empresarios a contratar gente de esta edad y hasta de menos. En este, país vale huevo la experiencia, y aun así los gobiernos de turno continúan alargando la edad de jubilación. Pregúntese en su blog: ¿Que hará una persona de mi edad para que la contraten y pueda continuar pagando pensión si no le dan empleo?, ¿Qué pasa con esa platica que desde hace mucho tiempo está trabajando mi fondo de pensión y yo pasando necesidades?, ¿Debo esperar quince años (con suerte) para que me den lo que es mío y que ahorré durante treinta años?,Un saludo.”, y me hizo escribir esta entrada de hoy, sobre un ejemplo de vida, que nos dice que el talento y la pasión superan las edades.
Es cierto, es muy difícil que una empresa contrate a alguien mayor, porque consideran que son una pesada carga financiera o porque no tienen la capacitación técnica de los jóvenes, y así estamos perdiendo la sabiduría de la experiencia, la calma de la edad y la historia de las organizaciones.
Es difícil conocer la historia de cada uno y sin duda deben ser muy diferentes. Algunos hoy se han quedado sin empleo por sus propios errores y decisiones, o por los errores y decisiones de otros, y el camino se siente pesado, nublado y sin rumbo. Yo soy empresario hace mucho, porque comprendí muchas cosas de mí mismo, y por esto preferí crear mi propia historia, y revisando hoy poco sobre esto, a esas personas mayores que hoy están en un cambio, les quiero decir varias cosas.
Señores mayores, los necesitamos, hoy más que nunca. El mundo cambia a velocidades enormes y son ustedes quizá el único punto fijo que sirve de referencia. Vemos con algo de tranquilidad, como muchas de las grandes decisiones políticas, económicas, sociales y empresariales las toman personas que tienen canas adornando sus cienes o brillantes calvas, que distan de ser un defecto estético, y son más una cicatriz de lo vivido.
Son muchos los casos de personas mayores, que como ustedes han triunfado en la vida, mas cerca del otoño que de la primavera. Freeman, Ford, Edison y muchos otros lograron sus metas siendo mayores y después de miles de adversidades, pero hoy nos quedamos en los ejemplos de estos empresarios de la tecnología que triunfan rápidamente, solo porque ese mercado es nuevo y ser exitoso en él es más fácil. Héroes son las personas que esperan, no por años sino por décadas, para llegar al tomar el mando y transformar las sociedades, como los generales, cardenales, miembros de juntas directivas, ministros, presidentes.
No le teman a su edad. No sufran por la agonía de la incertidumbre. En ese morral que cargan en la espalda de su memoria están las respuestas. Ya saben que no es el Estado ni el gobierno quien los ayudara, sino el estado de las cosas lo que les dará la fuerza y la oportunidad. Deben sacudirse de la comodidad vivida, de ese puesto fijo que tenían, de esos horarios que cumplían y de esa corbata que al final no decía nada.
Nadie más que ustedes sabe la verdad. Ustedes tienen claro la diferencia entre lo que aprendieron, lo que saben hacer, lo que pueden hacer, lo que deben hacer, lo que queiren hacer y lo que desean hacer. Y la mejor respuesta no es seguir en un trabajo por un ingreso, sino ponerse nuevamente las botas y salir a construir sus sueños.
Por eso les hablo de Morgan Freeman, para que se den cuenta que sin importar la edad, la raza o la pobreza, si se lucha por lo que se desea, con pasión, entrega y disciplina, la suerte será solo el momento en que la oportunidad se junte con la capacidad de tomarla, y no será un hecho fortuito en el camino, sino un momento que llegaría, porque nos estábamos preparando para él.
No les puedo dar trabajo, ni decirles dónde conseguirlo, ni mucho menos les deseo eso. Solo espero que lleguen a la pregunta correcta, para que la respuesta rápidamente los acompañe, y vuelvan rápidamente a los piñones de este mundo que se mueve sin parar, porque cada día necesitamos más de su fortaleza, seguridad, experiencia y valentía, que hoy torpemente se confunden con debilidad, desactualización, vejez y terquedad.
Por si le interesa, ayer escribí la carta a la gente que cambia de empleo