Para muchos será cursi dar rosas, porque es lo se hacía en el pasado para demostrar lo que se sentía por una mujer que nos había robado el corazón.
Y digo robado, porque ellas lo toman sin pedir permiso; solo con una mirada, una sonrisa, un gesto inocente cargado de picardía, o una ligera sinfonía de palabras ordenadas correctamente, logran arrebatar la propiedad de nuestro corazón y tomarla para ellas.
Por esto, cuando un hombre decide regalar una rosa, no está regalando una flor para halagar, hacerla sentir bien, bella, importante, única. No, cuando un hombre regala una rosa, no esta regalando una flor…
Entregar una rosa, no es el simple hecho de extender un brazo y pasar un flor a las manos de una mujer. Comienza por el mismo momento, en que nuestro corazón late sin sentido, mientras vivimos esa mágica sensación del baile de las mariposas en el estómago, como si el cuerpo nos dijera que es momento de comprar esa rosa, que representará el corazón, nuestro corazón, que sin bien sabemos que ella ya lo tomo como suyo, aún no se lo hemos entregado nosotros.
Y este es el gran secreto que los hombres callamos: nosotros no les damos una rosa, les damos nuestro corazón, pero por favor comprendan, que no lo hacemos por ustedes, para darles más felicidad, sino que es un acto personal, un rito, una ceremonia, un momento mágico que hacemos porque lo queremos hacer y sentimos que debemos hacerlo.
No regalamos rosas para ellas, lo hacemos por nosotros mismos; no lo hacemos para verlas sonreír con esa bella mirada agachada, adornada con esa sonrisa de ternura y de promesa cálida. ¡No!, lo hacemos por nosotros, por nosotros mismos, porque tenemos la enorme necesidad de darles el corazón que ellas han robado.
Por eso, algunos prefieren enviar las rosas y sorprender en el momento menos esperado, logrando que el instante sea eterno y en silencio, como recordando el día mismo en que ella robó nuestro corazón, sin permiso y sin avisar.
Por eso, mujeres que lean esto, les pido un favor: no se ofendan por saber que esa rosa no la compraron o tomaron para ustedes, que esa rosa no es un regalo para ti, sino que es el acto más puro que un hombre puede hacer para sí mismo, que es el de entregar su corazón, en una flor que representa todo lo que Él es.
Hemos dejado atrás el romanticismo, que es ese mágico espacio íntimo y sensible, donde podemos expresar nuestros sentimientos; pero cuando lo reencontramos y sentimos la necesidad de vivir, es cuando sabemos que Ella es, simplemente Ella es.
Por eso, para mucho es cursi regalar una flor, porque en el fondo sabemos lo que significa, y por muchas tristes razones, hemos olvidado como expresar lo que sentimos….
… Él solo extendió su mano, para darle su corazón…
y fue como si las mariposas que estaban en estomago,
salieran por su brazo,
transformándose en esa rosa que le regalo…
…porque cuando un hombre regala una rosa,
no lo hace para ella
sino por Él …
porque Él quiso darle su corazón…