Ese será el legado de Fidel Castro a la humanidad, con consecuencias inconmensurables en la vida de millones de personas en su Cuba natal, en sus cubanos exiliados y en miles de personas en todo el mundo.

La idea de tumbar una dictadura y de imponer un comunismo en la isla, no será lo que la historia recuerde de él, por el contrario, será su terquedad de quedarse en el poder, demostrando que la pérdida de libertad de las personas es una de las principales consecuencias de una persona que se aferra a un mandato vitalicio, con el único fin de imponer su forma de pensar, apoyado en excusas externas y enemigos ficticios.

Cuando una persona, permite que sus ideas se conviertan en ideales intocables y sin derecho a debate, imponiendo a millones de personas estos preceptos como obligación de vida, por la terquedad de creer que se tiene la razón, traspasa la frontera de ser un dictador, ubicándose como el ser esclavista más grande que la historia del siglo XX vio.

Fue un ser brillante, inteligente, con un don de relaciones públicas envidiable, pero murió rodeado de riquezas clamando ser la imagen del comunismo.

Estoy seguro de que la historia no lo absolverá.