Reforma tributaria, validación del acuerdo de paz, negociación del salario mínimo, mientras el PIB se frena, la devaluación aumenta y los datos de empleo de octubre no serán fáciles. El gobierno tiene muy poco margen de maniobra, y es presa fácil de las posiciones de la oposición.
La economía colombiana sufrió todo 2016 por la política. El proceso de paz le costó al país por lo menos un punto de crecimiento, porque la incertidumbre que reinó todo el año, hizo que inversionistas y hogares dilataran sus decisiones. El incumplimiento de la firma de la paz en marzo, afectó profundamente al país, incluso al punto de tener una reforma tributaria tardía, que está en riesgo en el Congreso de la República.
Manejar dos grandes debates en el Congreso y el debate del aumento del salario mínimo, en un entorno de cifras económicas negativas, será una dura prueba para el gabinete y el presidente, mientas calladamente avanzan las negociaciones con el ELN.
Será muy complejo consolidar las mayorías parlamentarias para lograr sacar dos proyectos tan complejos en tan corto tiempo, con la oposición anunciando referendos y la opinión pública asustada por los nuevos impuestos, pero pidiendo un tributo a las gaseosas, como si eso sirviera de algo.
El entorno es muy complejo y 2016 se acaba siendo uno de los años más inciertos de nuestra historia reciente, que comenzó con una mala entrega en la corona de Miss Universo y terminará un bajo crecimiento económico. Santos debe bailar muy bien los días que quedan de este año.