Por muchos años te pedí muchas cosas, porque mis sueños de niño y mis fantasías de juego, me llevaban a pensar en los maravillosos momentos que podría tener con esos juguetes, con mis hermanos y amigos.

Escribía cada carta con mucha pasión y amor, con colores y cuidando la letra, y comenzado siempre pidiéndote paz para el mundo y para mi país, y por muchos años me pregunte por qué los juguetes llegaban tan fácil, pero lo que siempre pedía no llegaba.

Hoy, ya mayor, sé que no te escribo hace mucho, y que mucho menos lo hago para pedirte algún juguete o antojo, porque he comprendido que dar es más bello que pedir, y luchar por lo que se quiere, es más valioso que esperar que algo pase.

Hoy, te escribo, porque después de más de 40 años, vi como la paz comenzó a llegar. No llega a borbotones, pero siento como va inundando la cotidianidad de todos, y en particular la de los soldados, que si bien hoy no estarán con sus familias, no tendrán el manto del miedo cubriéndolos, sino una noche estrellada, donde la luna y las estrellas les llevarán las sonrisas de sus seres queridos.

Quizá en todos estos años no me di cuenta, y es posible que llegaran pequeñas cosas de paz a mi vida, en la de mi familia, la de mis amigos y de la muchos otros que no conozco; hasta ahora comprendo que al pedir la paz, no es un regalo para mí, sino para todos y quizá era necesario que todos lo pidiéramos al mismo tiempo, y que esta estaba llegando hace mucho, pero yo no tenía como darme cuenta.

Hoy veo en los ojos de mis hijos la ilusión de escribirte, y veo como ellos mismos siguen pidiendo ese deseo, ese sueño, ese regalo, que nuestro país clama desde hace tantos años. Afortunadamente, miles de niños hoy pueden estar con sus papás esta noche, porque alguien tomó la valiente decisión de callar las armas, y dejar solo esas de juguete, que nos sirven para jugar, defendiendo valientemente el bien sobre el mal.

Hoy mis hijos esperan ansiosos sus juguetes, libros, colores y sueños, y sienten como esa paz que han pedido desde pequeños, se suma a la que pedimos millones de colombianos por años, y que este año pasaron del papel de las cartas que te escribimos, a ser una realidad se construye paso a paso.

Gracias, quien quieras que seas y donde quieras que estés, gracias porque comenzamos a vivir en paz.

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