Lo que antes era un problema social, hoy es un estilo de vida. Cada vez más mujeres en Colombia toman la decisión de ser solteras, situación que transforma profundamente nuestra sociedad y nuestro entendimiento del mercado femenino, porque ellas redefinieron el uso del tiempo y de su dinero en función de ellas mismas y no de su familia o hijos.
Que una mujer decida no casarse ni tener hijos, era algo muy mal visto hace solo 30 años, al punto de decir que a ella “la había dejado el tren”, como diciendo que la vida la dejó atrás, porque no logró casarse ante de los 25 años y que sería una solterona sin hijos. Este fenómeno del pasado se refería a que el estar casada aseguraba mucho de la estabilidad económica y que al tener hijos, la mujer cumplía con su llamado maternal inmutable, más la historia nos deparaba un cambio profundo en la sociedad y este ya tocó en nuestra puerta.
Sobre este fenómeno se ha escrito mucho. Frecuentemente se habla de las “tías solteras”, como unas mamás que les dan a sus sobrinos lo que ellos quieran y tienen la enorme fortuna de no ser parte de su proceso de formación y educación, volviendo a casa solas y sin el problema de tener que acostar a sus hijos o ponerlos a hacer tareas, como si fueran una nueva versión de los abuelos malcriadores.
El fenómeno comienza desde mucho más atrás, quizá con la llegada al mercado de los anticonceptivos, que le dieron a hombre y mujer la redefinición de la sexualidad más allá de la reproducción; seguido del derecho al voto, la entrada a las universidades y otros momentos en que la igualdad de la mujer, no solo reconoció tardíamente su capacidad intelectual y productiva, sino que le aseguro mecanismos de independencia económica. Las boomers (la generación que hoy tiene entre 55 y 75 años), pensaban que debían casarse antes de los 25 años o de lo contrario, serían unas solteronas, y en este punto es que comienza de manera concreta el debate, porque una mujer de más de 20 años, deja atrás mucho de su inocencia y niñez, y comienza a preguntarse cosas profundas de la vida y de sus capacidades, y cuando llega a este punto, comprende que no necesariamente requiere a un hombre en su vida para ser feliz, ni mucho menos tener un hijo; quizás, por esto el precepto social hacía que las mujeres se casaran antes de entrar en esta etapa de reflexión y quedarán vinculadas a una familia. Incluso, algunas mujeres consideran negativo el término «ama de casa», porque no se refiere a su proyecto de vida.
Hoy es común escuchar en las mujeres que si se casan, piensan hacerlo a los 30 años, y que no tienen del todo claro si quieren tener hijos, porque esto limita su libertad, que no debe ser confundido con que consideren que ser madre sea malo o que ellas no quieran serlo.
¿Por qué muchas ya no quieren tener hijos?, no solo porque esto afecta su libertad y su desarrollo profesional, la capacidad de viajar por muchos lugares o el poder vivir su sexualidad como ellas deseen, existe otro factor determinante que hemos escuchado por años en la historia de la humanidad: algunas de ellas dicen que no van a traer más soldados al mundo, para perpetuar la idea de la guerra, o de la pobreza, o de la desigualdad; estas mujeres afirman que comprenden profundamente el rol de traer un hijo al mundo y lo que esto implica y significa para todos.
Una mujer de 28 años hoy es económicamente independiente, puede tener un título profesional y un postgrado, ha salido del país, ha tenido más de 3 parejas sexuales y tiene un pensamiento crítico sobre su vida y la realidad del país y del mundo; esa mujer sabe que no necesita tener una pareja o hijos para ser feliz y que puede seguir logrando los sueños que se ha propuesto, sin ser la solterona de antaño, sino la soltera del hoy.
Fuente: Consumertrack, RADDAR CKG
Revisando las estadísticas de Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín*, el 35% de las mujeres mayores de 12 años son solteras. Dentro de esta población, como era de esperarse el 72% de las tienen entre 12 y 25 años lo son, pero el 20% de las mayores de 45 años también, que es donde está el enorme cambio cultural, porque en un estudio del Centro Nacional de Consultoría de hace 30 años, este indicador no llegaba al 10% para esta población.
Para darle un poco de contexto al dato, en el estudio se puede apreciar que 6 de cada 100 colombianos dicen que viven solos, donde sobra decir que ser soltero no es vivir solo, porque se puede vivir con la familia o los amigos. Según el estudio, más hombres se declaran solteros, pero al revisar los números con cuidado, esta mayor cantidad de solteros se concentra antes de los 35 años y después de los 45, es claro que la población de mujeres solteras es mayor que la de los hombres, demostrando que el tema no solo es una tendencia, sino un cambio consolidado.
Que una mujer diga que es soltera es una decisión de vida, porque no respondió ni que tiene novio, ni que es divorciada ni mucho menos, su respuesta es clara y contundente: soy soltera, soy libre y yo escojo con quien y cuando quiero estar.
Esto tendrá fuerte impactos en nuestra sociedad y economía, porque la estructura familiar seguirá cambiando, dejando atrás el concepto de la familia nuclear de un padre, un madre y unos hijos, a un entorno donde vive más gente sola, afectando el tamaño de los productos, el crecimiento poblacional, el envejecimiento de la población y modificando inclusive la velocidad del PIB, porque un cambio tan profundo en el comportamiento de nuestro país, no es solo una moda femenina, sino una redefinición de nuestra sociedad.
*Datos del Consumertrack de RADDAR CKG, que encuesta todos los días a cerca de 100 personas mayores de 18 años, que viven en Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín. Para estos datos se revisaron más de 70.000 encuestas, en una investigación sobre los tipos de hogar en Colombia.