El arroz con pollo, el salchichón, arroz con huevo y el agua de panela son comidas deliciosas y comunes en la cotidianidad de muchos colombianos, pero por algún motivo se han convertido en unos “parias de la mesa”, debido a que son calificadas como comidas para pobres y como algo mal visto de comer.

Muchos colombianos han mejorado su calidad de vida en los últimos 20 años y han dejado atrás signos de un pasado de pobreza, como queriendo olvidar sus orígenes, pese a que en ellos se criaron, formaron, crecieron y de allí nacieron las bases para el éxito en sus vidas. Una de la cosas que comúnmente dejamos atrás, son las comidas de la casa, esas que nos hacia nuestra madre, con todo el cariño del mundo y con un sabor único, y por diversas razones, hoy las vemos con algo de desidia porque hablan un duro pasado que hemos superado y queremos olvidar de alguna manera.

¿Quién no comió $100 pesos de salchichón?, ¿disfruto del arroz con pollo de la abuela?, ¿saboreó el arroz con huevo que se hizo una noche para comer?, o, ¿tomó el agua de panela fría que había en la nevera? Muchos lo hicimos y hoy los miramos feo, ocultado una enorme verdad: ¡nos encantan!

Afortunadamente, muchos restaurantes hoy ofrecen estos platos, e incluso los han llevado a la mesa de los mejores restaurantes del país, porque son sabores aprendidos, sabores de la infancia, sabores del alma.

Pedro Medina, un buen amigo, al que admiro y respeto, no solo por haber traído a Colombia a Mc Donald´s, sino por haber fundado Yo Creo en Colombia y continuar defendiendo las millones de cosas buenas que tiene nuestro país, se dedica hoy a ser el embajador del agua de panela en todos lados, vendiendo la idea que debemos ofrecer en todas las oficinas el tintico, la aromática y el agua de panela, y que con eso no solo cambiaremos las condiciones de los campesinos que las fabrican, sino que promoveremos una bebida mucho más autóctona que el café y que puede ser el diferencial del Colombia en el mundo. ¡Y tiene razón!, porque con eso podemos ayudar a cambiar el mundo y la forma en que se endulzan muchas cosas, y hacerlo a la colombiana, como lo hacen los campesinos con su café o nuestras abuelas con muchos postres.

Hemos dejado que cosas de nuestra infancia se conviertan en vergüenzas del pasado, cuando tienen que sean motivo de orgullo y estar continuamente en nuestra mesa. Se las tenemos que dar a probar a los extranjeros, que sientan ese sabor de nuestra comida cotidiana y no sólo la típica, que es más un ritual de las familias, que su día a día.

El famoso ACPM (Arroz, Carne, Papa y Maduro), la papa rellena y el huevo duro son mucho más típicos que el ajiaco o la bandeja paisa; mientras las miles de empanadas que hemos hecho y nuestras arepas, ya son vendidas en varias cadenas de comidas rápidas internacionales en nuestro país, mostrándonos que no tuvieron más opción de “criollizar” sus menús.

Sí, quizá, sus cargas calóricas son muy fuertes y estos platos distan mucho de ser “light”, pero no fueron creados para elegantes ejecutivos que trabajan sentados en un computador, sino para campesino y obreros que requerían mucha energía y carbohidratos para la dura jornada diaria. No los comamos todos los días, a menos que estemos dispuestos a honrar a esos duros hombres y mujeres de nuestro campo con pesadas tareas diarias, con por lo menos una hora de ejercicio después de haber probado sus maravillosos manjares.

Pensamos que esto es para llenarnos y no para alimentarnos, porque hemos traicionado tanto nuestro pasado, que pensamos que nuestros hijos deben comer mejor y algunos hemos caído en la trampa de darles comidas ligeras a nuestros hijos de noche, olvidando que están en su etapa de formación y crecimiento, y que necesitan por lo menos una harina y una proteína en la noche, y no una cena ligera como la que nosotros necesitamos porque ya somos mayores y nos queremos ver y sentir mejor.

No nos de pena lo que nuestro estomago aprendió de niño, porque esos sabores son el origen de nuestra historia y la base de nuestro futuro.

@consumiendo

@consumiendobien

www.camiloherreramora.com