A los 15 años nos toca responder una de las preguntas más complejas de nuestra vida, y la verdad, es que está mal planteada, y por eso muchas personas se equivocan al decidir que estudiar.

La pregunta no es “qué quieres estudiar”, sino “qué quieres hacer en la vida”, o mejor “qué quieres hacer en tu vida”. Los colegios cometen el error de pensar en la educación como un proceso de productivo y no como un mecanismo de herramientas para la vida; es más importante que ser economista o ingeniero, que saber para qué quieres serlo.

Es clave saber qué queremos hacer con nuestra vida, más allá de ser felices, tener familia o ser ricos, porque nuestra vida puede tener un rol enorme en la vida de muchas personas.

Esto nos lleva a un camino un poco más complicado, y es preguntarnos si lo que queremos hacer en vida es nuestra pasión o no; porque uno puede trabajar en la vida en lo que lo apasiona o no, y eso tiene consecuencias. Si uno dedica su vida a vivir de su pasión, debe saber que su día a día será eso, y pondrá en riesgo la pasión misma y su vida personal. Un emprendedor, un futbolista, un cantante viven este tipo de vidas, donde el esfuerzo es enorme y todos opinan sobre tu vida y tu intimidad.

 

Otras personas han optado por ser buenos técnicos, artistas y profesionales en la vida, y dejar sus pasiones como un momento de esparcimiento y recreación, de crecimiento personal, y algo un poco más íntimo; juegan futbol los fines de semana, cantan con sus amigos y apoyan algunas empresas más como un sueño que como un proyecto de vida.

Está bien seguir la pasión y volver los sueños realidad; si se quiere ser el mejor cantante de mundo, hay comenzar a ensayar todos los días, aprender técnicas y cuidar la voz, porque cumplir un sueño es trabajar despierto para cumplirlo.

Preguntarse “qué quiero estudiar” es como estar en frente de un menú y no tener hambre, o bien ver que todo lo del menú es rico; y todos te presionan para responder esto, pero nadie comprende las preguntas que tienes adentro ni las dudas sobre tu propia vida.

El mundo es cada vez más complejo; antes los hombres seguían la profesión del papá y la mujer se preparaba para ser ama de casa; entonces llegó el pensamiento liberal, y tanto hombres como mujeres se liberaron de la presión de lo que los papás querían y salieron a estudiar otras cosas, donde en muchos casos lo hacían por reacción a sus padres. Mozart logró escribir su primera ópera, no sólo por su talento, sino porque nació en una casa de músicos.

Ahora bien, como papás, la pena que ustedes se pregunten hoy “qué estudiaron”, “por qué”, “que estudiaron o fueron sus abuelos” y “por qué”; así comprenderán más cosas de las que habían pensado, como por ejemplo: ¿algunas vez se ha preguntado en qué mes fueron concebidos?, esta inocente pregunta tiene un enorme sentido en el mundo del comercio, porque muchos de nosotros somos fruto de un momento de amor de nuestros padres, nueve meses antes de nacer y al devolvernos en el tiempo, podemos imaginar en qué momento ocurrió todo y en muchos casos nos daremos cuenta que las ferias y fiestas tienen mucho que ver; porque lo importante no es solo cuando nacemos, sino cuando el amor de nuestros padres nos invitó al mundo, y es fundamental comprender nuestra historia completa y no desde nueve meses después, y quizás pensando esto, el camino de nuestra vida puede ser un poco más claro.

Después de pensar esto, comprendamos que ellos son nuestros padres, y una frase que va a ser muy común en este momento de escoger que estudiar en el día de hoy, bien puede ser “estudia lo que quieras, lo importante es que seas feliz”, a otros les dirán, “estudia lo que quieras, pero debes ser el mejor en lo que hagas”, y seguramente ya han oído, “tranquilos, estudia cualquier cosa, porque el trabajo en el que te vas a desempeñar, aún no lo han inventado y por eso no hay carrera para eso”.

Pero la generación de ahora, este proceso es diferente, gracias al trabajo de sus papas. Ellos, sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, porque mejoraron el mundo, el país, la familia. Antes la gente buscaba como asegurar su ingreso, salir de la pobreza, tener cosas y gracias a esto los jóvenes de hoy nacieron teniendo mucho y con muchas cosas aseguradas, y por eso su preocupación no es como tener algo en la vida y recibir un sueldo, sino cómo hacer algo que valga la pena; es como si tuvieran el gen del agradecimiento por dentro y sintieran que es el momento de devolver.

Muchos de ustedes no quieren un trabajo sino un propósito en la vida, por eso es que ya no se habla de “qué vas a ser cuando seas grande”, sino de “cuál es tu proyecto de vida”.

Si a ustedes les preguntan, “qué vas a hacer”, van a responder, “caminar”. Porque saben que quieren llegar a algún punto que se han definido o bien quieren que el mundo llegue a un mundo donde debería estar.

Bien podrían decir “quiero ser defensor del medio ambiente”, “derechos sociales”, “de los animales”, “defensor de los derechos de las personas zurdas”, y saben que para esto no necesariamente deben ser activistas, sino que pueden tener la mejor compañía de manejo de residuos, ser abogados, veterinarios o ingenieros de producto para zurdos.

Hoy es más importante un propósito en la vida que un cartón, porque como Simon Sinek dice, debemos comenzar por el “por qué” y sabiendo eso, escoger la carrera que vale la pena estudiar, es un poco más fácil.

Yo soy hoy asesor en temas de mercadeo y consumidor, escritor, conferencista, papá, hijo, hermano, lector y dormilón. ¿Qué quería estudiar?, les dije a mis papas a mis 15 años, que quería ser sacerdote o militar y no me dejaron; de niño quería ser físico nuclear y terminé estudiando otra cosa: economía, y después hice otros estudios buscando cómo entender mejor a las personas y terminé siendo marketero, bajo la premisa de que es la mejor forma de mejorar la calidad de vida del mundo, pero nunca he entrado a una clase de mercadeo.

Por esto les quiero contar lo que he aprendido, que no es una receta mágica, un mucho menos, pero sí puede que les sirva en este momento; a todas las preguntas que nos hemos hecho, terminemos con estas:

– ¿Qué no quiere hacer en la vida?, siempre es mejor saber qué no nos gusta del menú.
– ¿Qué problema de nuestro día a día queremos solucionar?
– ¿Qué problema del mundo queremos solucionar?

Espero que se hayan dado cuenta de que nunca pregunté en qué eran buenos, o en qué, malos, porque las capacidades no tienen nada que ver; muchos de ustedes cuando entraron al colegio, eran malos para escribir o para tocar algún instrumento, y al final pudieron hacerlo porque era necesario para cumplir con sus sueños, y se demostraron a ustedes mismos, que pueden aprender todo lo que sea necesario (hasta lo que no les gusta o en lo que no son buenos o dotados).

No se debe escoger qué se quiere estudiar por la pasión que tenemos por algo o porque seamos muy buenos haciendo una cosa en particular, debemos escoger qué queremos estudiar para cumplir con nuestra misión en la vida, y eso nos deja un deber muy grande: porque cuando comprendamos que queremos hacer con nuestra vida, seremos responsables de mejorar la calidad de vida de muchas personas, a las cuales quizá nunca conozcamos.

No olviden, que ya sus papas no los cargan, algún día los dejaron en el suelo y nunca más los volverán a cargar. Esto nos recuerda que debemos poner los pies en la tierra y comenzar a vivir nuestro sueño y que la educación, el colegio, la universidad y los postrados nos dan herramientas para hacerlo y no nos definen como profesionales: nadie estudia para ser papá, presidente de compañía, consultor, amigo o buena persona, eso lo aprendemos en la vida misma.

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