Elmo, Mickey Mouse, Masha y el Oso, Minions, Barbie e incluso Mafalda y Condorito, han logrado saltar de sus programas y viñetas a camisetas, libros, cuadernos, esferos y hasta comidas. Esto ha llevado a que muchas mamás “molestas” digan que es una estrategia de las industrias para que los niños presionen por comprar más cosas. Y quizá tienen razón, pero hasta cierto punto.
Estas licencias – como muchas otras – no son solo imágenes que se usan para vender otras cosas, sino una alianza entre productos, mucho más profunda y funcional: cuando una marca globalmente reconocida permite que un producto la use, este debe cumplir con unos requerimientos de calidad que son difíciles de alcanzar, porque esa marca solo se une con aquellos que tengan las mejores prácticas en producción, comunicación, manejos ambientales y otras condiciones para asegurar el mejor producto del mercado. Por esto en muchos casos, cuando usted ve un producto con una de estas marcas en él, es como si le dieran el sello de calidad más alto posible del mercado, particularmente en alimentos y bebidas.
Las marcas están solo circunscritas al escenario de la televisión, el cine o las revistas; son una promesa de satisfacción al consumidor que puede ser transmitida a muchos otros productos, siempre y cuando las cosas se hagan bien.
¿Dónde está el reto?, en que compremos los productos legales y no las copias y la piratería, porque estos no cumplen con esos requerimientos, y las personas por tener en una camiseta la foto de su artista favorito, compran la más barata, poniendo en riesgo la imagen de la marca y la salud misma del consumidor.
Una vez le oí decir a un mama en un centro comercial que “si eso tiene Orejas, es bueno”, haciendo alusión a que si tiene a Mickey Mouse, los productos son de buena calidad.
No con esto hay que creer que todo lo que tenga esta marcas es lo mejor y lo podemos usar sin ningún tipo de conocimiento; un buen caso es el de los chocolates, que son apoyados por estas marcas, pero no le dicen al niño que deben comerse muchos todos los días, sino que bajo el seguimiento de un adulto, pueden comer dulces en las porciones y frecuencias necesarias.
Es por esto, que muchos productos del mundo usan marcas de dibujos animados mundialmente reconocidos para promocionar sus productos, porque como dice la sabiduría popular “dime con quién andas y te diré quien eres”.