Casi en la misma fecha le ganamos a Ecuador y se dio una condena importante para el país, en 2016 y en 2017.
El año pasado la Selección Colombia le ganó a Ecuador en Barranquilla y conocíamos la noticia de la condena a Samuel Moreno por el llamado “Carrusel de la contratación”; este año, volvieron a ganarle a Ecuador y la justicia condenó a Uribe Noguera por el secuestro, violación y homicidio de una niña.
Sobra decir que no existe ninguna causalidad entre que la Selección de fútbol gane y que la justicia condene de manera ejemplar a alguien, pero sí vale la pena ver la curiosa casualidad como una radiografía de nuestra realidad y particularidades.
En ambos casos, tuvo mayor cobertura mediática y más “vistas” o “clicks” el triunfo en el fútbol que en la justicia, dejando ver lo que a la gente le interesa, pese a la importancia de los eventos, porque si la Selección va al mundial de Rusia, para la gente esto es más importante que se condene a un corrupto y a un asesino.
¿Por qué pasa esto?, por una razón muy sencilla: el fútbol es entretenido, nos da alegrías, emociones, esperanzas, la sensación de triunfo y un vínculo emocional con nuestra nación, mientras que las condenas nos recuerdan los serios problemas que tenemos en el país.
Nuestro aparato judicial es desastroso, pero de alguna manera ha logrado estar a la altura de las exigencias de los hechos más sonados, como estos casos en particular, donde la opinión pública esperaba una condena ejemplar, para castigar a estas personas que dañan nuestro país y que esto sirva de ejemplo para que otros no lo intenten. La gente está cansada de vivir en país donde no se castiga a los culpables, no se persigue a los criminales y donde no se pueda confiar en la autoridad y la justicia, y la gente está feliz porque unos jóvenes deportistas nos llenan de alegrías y cambian la imagen del país en el mundo.
Asi, en este marzo, donde el clima, el comercio, la inflación, los escándalos de corrupción, los ataques del ELN y el nuevo IVA tienen a la gente tan desanimada, ver que la alegría de la Selección nos una y que los fallos de las cortes hagan justicia, dan algo de esperanza y de optimismo en un país que tanto lo necesita en este momento.