Desde hace varios años empecé a preguntarme sobre la comunicación interdimensional. La posibilidad de conectarnos con otros planos, otras realidades y formas, más allá de lo que conocemos, de lo que podemos definir en palabras, de lo que percibimos con nuestros sentidos o razonamos con nuestra mente.
Les confieso que esta pregunta no nació por un planteamiento académico, ni por una búsqueda de conocimiento. La verdad es que desde pequeña solía sentarme en la noche, junto a la ventana de mi habitación, a ver las estrellas, y mientras me invadía una sensación de nostalgia me preguntaba cómo podría conectarme con esas luces que titilaban en el cielo. Esas luces que parecían habitar en otras dimensiones fuera de mi alcance, y que por alguna razón, extrañaba con todo mi corazón.
Poco a poco fui adentrándome en estudios que me acercaran a esa posibilidad, desde la física cuántica hasta la geometría sagrada o fractal, aquellas áreas que exploran la expresión de nuestra esencia, más allá del plano físico.
En primera instancia indague sobre qué es una dimensión, y dentro de lo que descubrí me resonó mucho esta explicación; «una dimensión es la perspectiva con que observas la totalidad».
Para entenderlo te invito a ver este gráfico.
Piensa que el cilindro es la representación de la totalidad y una dimensión le corresponde a la proyección de ese cilindro sobre la pared. Si observas de un lado el cilindro, vas a ver proyectado en la pared un cuadrado; mientras que si ves el cilindro desde la punta, la imagen en la pared es un círculo. Tanto el cuadrado como el círculo son proyecciones de la totalidad o del todo, y estas proyecciones o realidades son consideradas como dimensiones.
Así, la comunicación interdimensional plantearía la conexión con esas múltiples proyecciones del cilindro o de la totalidad, y siendo yo una observadora de ese cilindro podría cambiar mi perspectiva o punto de vista para conectarme con distintas dimensiones.
Esta explicación me hacía sentido, sin embargo, la sensación persistía. Seguía sintiéndome distante de las estrellas y aún más extraña, aquí en la tierra.
¿Había entendido realmente qué es la comunicación interdimensional?
Tiempo después volví a recibir una respuesta a la pregunta, pero esta vez contada de manera diferente. Estaba viendo por enésima vez la película de Matrix, y me llamó particularmente la atención esta frase: “No intentes doblar la cuchara, eso es imposible. En vez de eso, solo procura comprender la verdad. La verdad es que no hay cuchara”.
Escuche esta frases y seguido de un silencio mental, tuve un clic.
Debía cambiar la perspectiva en que me estaba planteando la pregunta, pues era yo quien me estaba separando de esas dimensiones, del cilindro, de la totalidad y por lo tanto de las estrellas.
Así, la comunicación interdimensional es la conciencia de la unidad, la conciencia en donde yo soy parte del todo y, por ende, todas las dimensiones son proyecciones de lo que soy. No existe un medio para conectarnos con algo más, existe la conciencia que nos permite comprender que somos la totalidad misma. La comunicación interdimensional me permitió sentir plenitud y conexión al ver las estrellas, porque me recordó que entre ellas y yo no hay separación alguna.
Paola A. León