“Si queremos vivir una vida de todo corazón tenemos que cultivar el sueño y el juego de forma intencionada, y librarnos del agotamiento como símbolo de estatus y de la productividad como medida de la valía personal. Elegir descansar y jugar resulta, como mínimo, contracultural. La decisión de desechar el agotamiento y la productividad como pruebas de valor nos parece muy razonable, pero la práctica real de vivir de todo corazón ha supuesto un gran esfuerzo para toda nuestra familia”.

Los dones de la imperfección – Brené Brown

Este fue un gran recordatorio que llegó a mí la semana pasada.

Digo que es un recordatorio porque muchas veces he pasado por aquí. Entro en ciclos y “loops” mentales donde encuentro mi valía personal en lo que produzco, y solo es en ese punto de agotamiento que implosiona en mi cuerpo y me obliga a parar, cuando me recuerdo a mí misma la importancia de ser, de jugar y de darme tiempos de descanso de calidad.

Así, encuentro sentido en esta cita textual en la cual Brené Brown dice que el sueño, el descanso y el juego se cultivan de forma intencionada. Y por más paradójico que suene, estos actos que desde su esencia son naturales y orgánicos se convierten en una práctica consciente y habitual que nos recuerdan aquello que tanto hemos olvidado.

Sé que esta práctica se da con paciencia y compasión, ya que encontrar esos espacios dentro del ritmo mediático y la intensidad de los cambios en estos tiempos también constituye un desafío. Sin embargo, hacer conciencia de ello y tomar pequeñas acciones o decisiones internas ya es un terreno ganado.

No importa cuantas veces me lo tenga que recordar a mí misma, pero quiero priorizar el juego por el juego para restaurar mi equilibrio y descansar en mi ser.

Paola A. León