No puede ser más cierta la afirmación de Juan Gossaín cuando dice que la arrogancia periodística está llegando a unos límites insoportables. Cada día aparecen notas respecto a escándalos o salidas de tono de periodistas que “supuestamente” son líderes de opinión y de cierta manera “influenciadores” de la opinión pública. Yo se que no podemos ocultar que somos humanos como periodistas, pero creo que es hora de recapacitar y trabajar desde la academia en la ética, la humildad y credibilidad de quienes decidimos irnos por este oficio. Considero a las universidades como responsables del cambio periodístico.

El ascenso de las redes sociales en temáticas informativas, y el uso que se les da, es uno de los motivos por lo que cada vez la credibilidad de los periodistas va en caída. Es increíble ver cómo los noticieros del prime time generan titulares de mensajes encontrados en redes, sin haber investigado y confirmado con antelación si éste era verdad o no. Recuerdo muy bien un tuit de la vicepresidente, Martha Lucía Ramírez, respecto a la muerte de Belisario Betancur, fue titular en varios medios como tremenda noticia de última hora. Luego juzgaron a la vicepresidente porque resultó que no era cierto en ese justo momento. En realidad, desde mi punto de vista, el error es de los medios de comunicación, o acaso ¿no les enseñaron que hay que investigar y confirmar primero? Por temas como este, y también el reciente y bochornoso caso de grosería, mal manejo de entrevista y vocería entre Vicky y Hassan, la credibilidad de este apasionante oficio, insisto, está de capa caída.

No encuentro una solución radical para este tipo de temas, creo que habría que intervenir muchos sectores y actores. Sabemos que los medios los manejan, en su mayoría, los grandes empresarios y políticos del país y me pregunto ¿entonces hasta dónde la neutralidad?; también sabemos que la decisión empresarial de varios medios es priorizar su trabajo hacia los entornos digitales y por ello, el despido de varios periodistas, ¿pero entonces, hasta dónde llega la investigación?, y no quiero decir que está mal entrar al mundo digital, lo malo es suponer que en este entorno están las noticias y por tanto asumir no requerir profesionales para la investigación. Y por otro lado, yo se que los periodistas somos humanos y nos equivocamos, pero entonces ¿hasta dónde llega nuestro entrenamiento?

Hago un llamado ahora a las universidades. Me parece que en las aulas, en la calidad de los programas educativos y en el profesionalismo de los docentes está el camino para encontrar una solución al desprestigio que nos aqueja a los profesionales de este oficio. Hay que retomar las cátedras de ética, de la objetividad, de investigación, independencia y emprendimiento. Yo voto por más medios independientes que usen las herramientas digitales como una fuente de investigación y posterior divulgación, más periodistas con ánimos de emprender para llegar con tono asertivo, reportando hechos reales y apegándose a la verdad para generar credibilidad entre las nuevas audiencias, que cada día son más exigentes, más empresarios que le apuesten al país de verdad. Y mientras tanto, señores periodistas líderes de opinión, un llamado a la humildad y sensatez. Por ahora, las universidades como responsables del cambio periodístico.

 

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