El 2020 marcó nuevas pautas para el acceso y la calidad de la educación en nuestros niños, niñas y jóvenes; no sólo en Colombia, sino en todo el mundo. Mi premisa se sustenta en el análisis y los programas que cada institución educativa ha hecho para cumplir con la nueva normalidad de la sociedad. Es claro que los tiempos han cambiado y así mismo los sistemas de educación. Hoy hablamos de plataformas de conexión para la educación del futuro, porque todo está inmerso en la comunicación remota y el acceso a internet.

En ese sentido, hago esta reflexión para que pensemos en la educación del futuro, ya que se estima que para el 2055, la mitad de las actividades del mundo serán automatizadas. O tal vez antes, si analizamos que el COVID -19 promovió el uso de la tecnología para hacer todo lo que hacemos sin necesidad de desplazarnos.

Si hablamos de los modelos educativos, yo puedo mencionar cómo la educación, hace 15 años o más, era vista como una forma de crear personal puntual y obediente, con conocimientos especializados para que las grandes empresas pudieran crecer más en sus producciones. Ahora, la educación demanda un enfoque humano. Los invito a analizar las recientes protestas de nuestros jóvenes en las calles de Colombia para entender que la mayoría busca generar cambios y mejoras en diferentes ámbitos como lo social, ambiental, político y económico; pero también velar por los derechos a la equidad, la justicia, igualdad y paz. Es decir, un enfoque que elimine las fronteras y que promueva el crecimiento de las personas y del mundo.

Recientemente conocí un emprendimiento que promueve el acceso a la educación usando tecnología, pero no acceso a Internet. Se trata de EDUCALL, una plataforma que pone a disposición de los niños, niñas y jóvenes, herramientas tecnológicas que les permiten aprender y cursar sus carreras en el futuro. Esto es un ejemplo de que debemos pasar a un modelo experimental e interactivo mediante plataformas de conexión para la educación del futuro, bien sea en contextos de primera infancia o en niveles académicos más altos como el acceso a la universidad.

Y hablando de las universidades, que no se quedan atrás, quiero mencionar a la Corporación Universitaria Iberoamericana, que han trabajado desde hace casi 10 años con infraestructura que permite acercar los programas técnicos, tecnológicos, profesionales o especializaciones, a las personas que viven en más de 800 municipios, con conexiones a distancia o virtuales. Con o sin pandemia, instituciones como la Ibero han marcado la diferencia y han promovido derechos de igualdad, importantes y necesarios para la sociedad. Lo que sigue es el concepto blended learning o hibrido, es decir que combine la formación presencial y virtual; y si hablamos del ahora, pues debemos hacer referencia al uso de realidad virtual, inteligencia artificial, educación enfocada a las habilidades del alumno, aprendizaje colaborativo, gamificación, y más…

Si bien hay caminos, mi percepción sobre este tema es que desde las instituciones educativas (desde cualquier nivel educativo) se deben trabajar programas reales que permitan acceso y educación de calidad para nuestros jóvenes, quienes forjarán el futuro del país y del planeta. Las herramientas están a disposición, hago un llamado a la apropiación y ejecución. Y con esto también menciono la necesidad de generar una conversación de alto impacto entre diferentes actores, es decir, instituciones educativas, entidades públicas, empresas privadas y sociedad, para que el uso de las plataformas tecnológicas se convierta en el eje de oportunidades de nuestros jóvenes, desde el punto de vista laboral y educativo. Invito a una gran alianza del país, para acceder al legado de la humanidad y construir futuro con nuestros jóvenes, pero también con mecanismos que permitan la sostenibilidad propia y del país.

Y cierro con un tema que no puede estar aislado a este llamado, y del que considero que nuestros jóvenes son más conscientes hoy: “Todos estamos comprometidos a cuidar nuestro planeta, desde la educación podemos agregar valor y cumplir con nuestros objetivos al 2030”. Se vislumbran retos para todos, pero también oportunidades si trabajamos en el desarrollo de habilidades como la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico en la educación del futuro.

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