Diagonal al antiguo edificio de EL TIEMPO, en plena avenida Jiménez, me llamó la atención ver un mapa del mundo extendido en el suelo junto con un letrero grande que decía ‘On the road since 2013. 50 countries’. A unos pocos metros, un hombre alto, tímido y de mirada color marrón decidió acercarse con una sonrisa a hacerme compañía mientras me puse a ver en qué consistía esa exposición callejera.
Eran sus fotografías, o mejor dicho, sus saltos. Había cientos de fotos en diferentes lugares famosos del mundo como el Bósforo en Turquía y el Taj Mahal en India, pero también en playas, avenidas, casas y montañas. En todas esas imágenes, el personaje que tenía a mi lado estaba saltando mirando al horizonte o mostrando un semblante tranquilo.
Me sonrió y comenzamos a hablar. Su nombre es Antony D’Oliveira, nació en Sannois, Francia y a los 20 años decidió viajar por el mundo. No tenía una dirección ni un plan en mente, de hecho no sabía a cuál país viajar primero, solo quería que su vida no se fuera a convertir en un constante pago de recibos y deudas, quería que el viaje fuera el camino y la vida misma. Además, tenía sed de encuentros, quería hablar.
Australia fue el primero de muchos viajes. Sin embargo, le volvió su corazón rebelde, pues definitivamente ya no quería regresar a casa ni parar de salir. Pero comenzó a hacerlo y también llegaron los sacrificios como perder su trabajo y vender su computadora y cámara. De ahí, su misión con los demás es demostrar que hay que trabajar duro día tras día para sobrevivir.
Pero, un momento. ¿A qué viene eso de los saltos? Mientras escuchaba a Jumps hablar, en un inglés rápido y confuso, varias personas se acercaron a ver sus fotografías y sonreían al verlo. No me había fijado que tras de mí ya había una larga fila esperando el turno de hablar con este gigante que, pienso que de tanto saltar también ha crecido un poco, y yo debo poner en práctica ese ejercicio.
Su nombre de Jumps nació en Inglaterra, en 2014. Después de haberlo perdido todo y haber tenido momentos de necesidad y confusión, Antony dejó de dudar y entendió que esos escenarios lo harían crecer y avanzar, y se fue nada más y nada menos que para Nueva York, a ver qué se encontraba allí. Fue un salto a lo desconocido, de ahí viene Jumps.
Tuvimos que interrumpir porque se acercaron muchas personas emocionadas por hablarle, había hasta extranjeros que lo felicitaban en muchos idiomas, y él entendía todo. Esa misma situación la ha vivido en todos los lugares que ha visitado y por eso es que este joven, porque sin duda alguna aún lo es, ha sido entrevistado en varios medios y se ha vuelto famoso también en redes sociales.
Nunca me había conmovido tanto mirar a los ojos de alguien como a los de Jump. Él me aseguró que ha encontrado la libertad en los encuentros con los otros, porque se ha dado cuenta que en todos los rincones del mundo las personas son diferentes física y mentalmente. Ha luchado contra el racismo que sufrió al comienzo de sus viajes y con los prejuicios de aquellos que critican lo que hace, pero ya todo eso no importa y su mirada pura refleja la paz con la que vive este hombre al que le doy por las rodillas.
Jumps le agregó un toque a sus viajes: quiere crear un documental con esas experiencias que demuestran que sin recursos todo es posible. Me pareció increíble que aquella tarde que lo encontré en pleno centro de Bogotá solo llevaba consigo una mochila, en la que guarda su capa para dormir y sus fotos. Nada más. ¿La comida? ¿la estadía? ¿los amigos? ¿dónde refugiarse si llueve? ¿con quién hablar si hay problemas? “Todo viene cuando tenga que venir, estoy bien.”
Todo es posible en la vida, es lo que pienso cuando lo miro estrechar sus manos frías con las de los transeúntes que siguen mirando sus fotos y comprobando si es él. Jumps me hace pensar en que quizá la vida nos haya sido dada para tomar riesgos, aunque la mayoría de nuestros años los evitamos.
Ojalá pueda pasarse por el centro de la capital por estos días y aprovechar la visita de este gigante a nuestro país que, ahora mirando sus redes sociales, conquistó con sus saltos a millones de personas en el mundo. Y ahora, ¿Cuál es su próximo viaje?
«What is the point of staying at home when we have the world at our feet?
Let Jumps be the guinea pig of your own experience.»
Aquí la cuenta de Jumps en Instagram: