En un momento en el que hay temor porque nuestros niños y niñas crezcan con un iPad o un robot al alcance de su mano y dejen de lado las relaciones con otros, existen lecciones del mundo del código y de la programación que pueden llevarse de la pantalla al aulas y a los hogares.

 

Así como la primera prueba de un sistema suele ser un ‘hola mundo’ o un ‘hello world’, que lo primero que se haga al llegar a un espacio sea saludar.

 

Y como lo dice el adagio popular de la inteligencia artificial ‘Garbage in, Garbage out’, lo que das es lo que recibes. Esto aplica para las máquinas y los sistemas, pero también en el amor, la amistad y la vida.

 

Pero entonces, concluí que no basta con que en los colegios les enseñen un lenguaje de programación o que en el aula haya sistemas con los que conectar cosas. Las lecciones también están atadas a la forma de ver la vida.

 

Un principio que cada vez es más importante en las empresas:  La calidad de los datos es todo. No podemos crear un sistema inteligente para padres, sin conocer suficientes padres, diferentes tipos de padres y en diferentes lugares y culturas. Dado que con malos datos, obtenemos malas respuestas, hay que buscar diversas fuentes de información. Esto aplica para los negocios y para evitar ser víctimas de la desinformación. Inculque el amor por la investigación, el contraste, la diferencia y la diversidad de opiniones.

 

Algo que se suele decir a los emprendedores es que no olviden incluir el componente de seguridad en lo que hacen. No se puede esperar a tener una brecha de datos sensibles para pensar en la privacidad y sus leyes. Esto significa que la seguridad no es accesoria. En un mundo en el que todo es hackeable, la seguridad debe estar desde el principio de los proyectos, y las salidas con los amigos.

 

A veces el código puede ser perfecto, pero una falla de ‘typeo’, o un error en la sintaxis, puede detener toda una operación. Por más que una idea sea buena, lo importante está en la ejecución. Los detalles pueden convertirse en el factor de éxito o de fracaso de un proyecto.

 

Vivimos la ‘beta’ permanente. No necesitas que algo se dañe para empezar a mejorarlo, aplica a máquinas, relaciones y al autocuidado. Así mismo, aplica la máxima de  Silicon Valley, «falla rápido y barato», o en mejores términos: intentar no es una pérdida de tiempo si se aprende algo.

 

Por último, si la información está allí, lo que necesitas es hacer las preguntas correctas. Ningún programador necesita aprenderse de memoria todos los elementos de un código. Gran parte de su trabajo es saber que las herramientas existen y saber dónde encontrar la información cuando la necesite. Por ello, más que aprenderse el mundo de memoria con datos fríos y desconectados, la memoria debe almacenar ideas, conexiones, conclusiones y formas de pensar que permitan nuevas perspectivas. En un mundo en el que cada vez existen más herramientas necesitamos mejorar la capacidad de formular preguntas.

 

Hasta una próxima conexión.