El viernes es el día preferido para muchos de nosotros. Es cuando ponemos nuestro último aliento para terminar la semana laboral. Nos preparamos para la rumba y comenzamos a hacer planes para “sacarle el jugo” al fin de semana.

Pero en el Medio Oriente, de profundas convicciones musulmanas, tiene un valor religioso, es el día dedicado a la oración y a la familia. Mejor dicho es el ‘domingo’ de un católico.

Desde los altoparlantes de las mezquitas se oyen cinco veces, los hermosos llamados a la meditación y alabar a Alá. Aunque no se hable ni se comprenda árabe, los bellos versos del Corán se sienten en todas partes con su melancolía y belleza.

Los llamados a la oración:

Fajr es el primer a las 5 am para iniciar el día. El del alba es a las 6:30 am.

Le sigue el más importante Dhuhr, de las 12:30, cuando las mezquitas se llenan de fieles y el Imam, lidera las oraciones, por alrededor de media hora.

Entre las seis de la tarde y las ocho de la noche, se dan otros cortos llamados a orar, conocidos como Asr, Maghrib e Isha.

Aunque estos llamados son diarios, el viernes, día de descanso en esta parte del mundo, adquiere una connotación mucho más importante. Los hombres se preparan lavando sus pies y sus manos con agua limpia, entran a la mezquita y se postran dirigiendo la mirada hacia la Meca. Las mujeres no están obligadas a ir a la Mezquita, puede hacerlo si lo desean.

Aunque uno no sea creyente, esa demostración hermosa de fe, realmente conforta el espíritu.